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1.10.13

Deber, querer, necesitar…

Mientras se lee esto, cada uno puede ir armando su propia lista y observando de donde llega cada deber, cada querer y cada necesidad.

Pienso que todos vivimos en esta estructura de tener que hacer alguna cosas, querer y poder (no siempre) hacer otras cosas y necesitar hacer otras cosas.

Generalmente lo que debemos, lo hacemos siempre, lo que queremos, algunas cosas las hacemos y otras no. En diferentes medidas, hay muchas personas que nunca hacen lo que quieren. Y por último, lo que realmente necesitamos hacer... encuentro que le prestamos muy poca atención y consideración.

La lista de necesidades reales solía estar bastante rala en mi caso. Aprendí a prestar verdadera atención a mis necesidades en estos últimos meses…


Lo que debemos hacer depende de cada uno de nosotros, pero básicamente la gran mayoría debemos trabajar. Todos los demás deberes son subjetivos a cada persona. Por ejemplo, hay quien cree que debe llevar sus hijos al colegio y otros que lo no lo consideran así y contratan un transporte.

El sentido del deber viene de lo externo: de la sociedad, de la cultura y de las instituciones: la familia, la escuela, el trabajo. La relación de cada uno con esas instituciones actualiza sus deberes, por eso también influye la mente intelectual. Ejemplo: hay quienes deben comer en familia todos los domingos, hay quienes no consideran eso necesario.

Como es subjetivo, hay cosas que creemos que debemos hacer, pero tal vez podríamos no hacer? Esas son aquellas cosas que realmente nos cuesta hacer, como ir al gimnasio. Es una buena reflexión analizar aquello que creemos que debemos hacer y ver si podemos transformarlo.

Luego tenemos lo que queremos hacer: salir, pasear, comer pizza, viajar, etc. Por qué no, los mismos ejemplos? Hay quienes realmente quieren trabajar y hay quienes quieren llevar a sus hijos al colegio.

Lo que queremos hacer surge de nuestra mente intelectual y nuestra mente emocional, a veces unidas, otras veces contrapuestas. Hay cosas que queremos y logramos y hay cosas que no logramos. Así como del deber surge la sensación de pesadez, del querer surge la frustración.

Pero sobre todo hay cosas que creemos que queremos y que resulta que no queremos tanto. Son aquellas cosas que cuando comenzamos a hacerlas no resultan tan satisfactorias como creíamos que iban a ser. Por eso, lo que queremos hacer también está influenciado por lo social y cultural. Hacemos lo que hacen todos.

¿Podemos diferenciar lo que realmente queremos de lo que creemos que queremos? Eso simplificaría bastante la lista. Para lograrlo, debemos conectar con nuestro cuerpo, sentir lo que verdaderamente deseamos.

Por último, está aquello que necesitamos. Puede que la lista de deberes y de deseos de cada uno de ustedes sea larga. Observemos que es lo que cada uno necesita. Para ello, nos conectamos plenamente con nuestro cuerpo en su totalidad y dejamos que nos hable… lo escuchamos. ¿Qué nos dice? Eso que nos dice son nuestras necesidades.

No hay forma de saber que necesitamos sin escuchar el propio cuerpo. Hoy en día muchas, pero muchas personas, necesitan descansar. Otras tantas necesitan ser escuchadas, otras necesitan poder hablar. Las necesidades son básicas: dormir, comer, expresar, estar.

Pero también hay cosas que creemos que necesitamos pero que no son tan necesarias realmente. Esos son los celulares, las compus, los autos, la ropa nueva. Creemos que no podemos vivir sin eso… porque nunca hemos experimentado carencias mayores. Podríamos hacer el ejercicio, en este caso también, de diferenciar lo que creemos que necesitamos de lo que realmente necesitamos.

Lo que necesitamos es bastante poco, en relación a lo que debemos y queremos, pero es la base de nuestra existencia. Cubrir nuestras necesidades nos mantiene sanos, armoniosos, disponibles, abiertos. Nos permite ayudar a otros a partir de nuestra armonía, ya que tenemos y podemos dar.

Con amor, para todos.