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30.11.10

El cansancio del ego

Es común a esta altura del año escuchar que todos estamos cansados. Del trabajo, de la escuela, de la casa, de las personas y hasta de uno mismo. Es más, si uno no está cansado es como si estuviera en falta.

Somos actores en nuestra propia vida y el esfuerzo que hacemos por cumplimentar el papel que nos toca representar es el que genera el cansancio. Un papel que creemos, nos demandan los otros, pero en realidad nos lo demanda el ego propio. Ser lo que debemos ser, en cada momento y en cada lugar en vez ser lo que somos, aquí y ahora.

Cumplir con las exigencias, alcanzar el nivel, superar la nota, llegar, ganar, superar… ¿cuántas son las cosas que nuestro ego nos demanda? A esta altura del año el ego está cansado de exigir todo eso. Observándonos, podemos ver que la sensación de cansancio surge al realizar actividades en las que el ego florece: discusiones, enfrentamientos, evitar posibles fracasos, frustraciones.

¿Aparece el cansancio durante la práctica de tai chi o la meditación? Si la respuesta es sí, no estás practicando por ti mismo, sino porque tu ego te manda. Tal vez todavía crees que el tai chi, la meditación u otras disciplinas similares, se practican porque están de moda o porque algo hay que hacer.

Si la respuesta es no, entonces empiezas a diferenciar tu actor (tu ego) de tu verdadero ser. Si dentro tuyo logras ver esto cuando estás inmerso en esta sensación de cansancio, comprenderás que el cansancio es del ego y que tu verdadero ser, por detrás del ego, se encuentra en perfecto estado, reluciente y brillante listo para vivir el siguiente momento. Automáticamente se caerá la pesada mochila del cansancio y en pleno fin de año estarás listo para soltar y emprender cosas nuevas.



Próximo artículo: Ejercicios simples de chi kung para juntar energía y llegar a fin de año.

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

23.11.10

Hacer pervasivo el tai chi

“Pervasividad” es una palabra que no existe en el idioma español. “Pervasive” en inglés significa “que todo lo invade, algo que es penetrante, casi omnipresente”. Es una palabra difícil de traducir con exactitud, por ello prefiero castellanizarla.

Una hora de clase dos veces por semana no es algo pervasivo. Hacer tai chi cada minuto de día, si lo es. Es necesario llevar lo que uno aprende en la clase a la vida diaria, a las relaciones humanas, al trabajo, a la familia, a la salud. Cada ámbito de la vida debe estar atravesado por la disciplina que uno practica, que puede ser yoga, meditación, tai chi, chi kung, o cualquiera que implique mejorar el bienestar de uno.

Los principios fundamentales para la práctica se pueden ver como algo acotado a la disciplina misma o utilizarlos para cada cosa que uno hace.

Tres conceptos claves del tai chi que se pueden practicar las 24 horas del día, los 7 días de la semana:

Enraizamiento: es la capacidad de estar aquí y ahora a través de una postura física estable y alineada y además con la mente focalizada en el centro del cuerpo, el dantien. La postura física puede ser estando parado o sentado, pero de cualquiera de las dos maneras, la espalda debe estar recta, los pies bien apoyados separados ancho de caderas, las articulaciones relajadas sin competir con el suelo.

El mejor lugar donde practicar enraizamiento es viajando parado en el colectivo, dejando que el movimiento del colectivo indique lo que uno debe hacer, teniendo siempre conciencia de los pies y del dantien. Si logras mantener el enraizamiento en función de la flexibilidad que el colectivo te demanda, estarás enraizado en cualquier situación.

Ceder: implica ser suave, estar relajado siempre, aun en las peores situaciones. Lo suave y blando se adapta, lo duro y rígido se rompe a la primera demanda de cambio. Si uno es blando y se acomoda a lo que sucede, prevalece siempre. Ceder es ser como el agua, acomodarse a todo y llegar asimismo al destino. Aprovechar las fuerzas de aquellos que uno cree adversarios, las piedras y los troncos en el camino serán así una oportunidad en vez de un impedimento que vencer.

El mejor momento en el que debe surgir el ceder es en una discusión, con el jefe, con un miembro de la familia, con un amigo. Hay que dejar pasar todo lo que la otra persona expresa sin utilizar energía propia en contrarrestarlo, solamente dejarlo pasar. Si hay enfrentamiento, surge la rigidez, alguno de los dos se romperá. Si hay suavidad, con el tiempo todo se soluciona y se logra.

Concentrar la energía en el dantien: se logra a través de la respiración abdominal y la intención de la mente. Al expandir el abdomen le permitimos a la energía juntarse en este lugar del cuerpo. Cuando la respiración de toráxica, comprimimos el abdomen y expulsamos la energía fuera del dantien. La mente debe tener claro donde debe focalizar y esto implica pensar y sentir la zona del dantien. Como la energía sigue al pensamiento, si éste se encuentra en el abdomen, la energía se reunirá naturalmente en ese punto.

Cada vez que nos domina un emoción, cualquiera sea (enojo, tristeza, euforia, miedo…) debemos intentar concentrar la energía en el dantien. La emoción desvía la energía y no nos permite pensar y actuar con claridad. Si conscientemente logramos cambiar este circuito y redirigir la energía al dantien, en toda situación la mente estará clara y tranquila y podremos lograr lo que deseemos hacer.

Cada cosa que aprendemos en la clase puede aplicarse en la vida diaria si logramos una visión mas amplia y comprendemos que el tai chi no es solo para relajarse un rato, “bajar un cambio” y luego seguir con lo mismo, sino que es una disciplina que puede estar presente en cada minuto de nuestro día mejorándolo progresivamente para beneficio propio y de los demás.





17.11.10

Ser una piedra en el jardín

Que bueno es observar como todo sucede a tu alrededor sin modificar tu postura, siquiera tu respiración. “Zazen es estar sentado en la mente” dice Julio, el no-maestro del Zen con quien practico.

Llegar a la práctica de zazen es sacarse los zapatos, dejarlos ordenados donde corresponde y como corresponde. Es saludar en silencio al entrar al lugar de práctica y sentarte en un almohadón. Si te toca colaborar, tocas una madera que cuelga de la pared con un martillo, también de madera, según una secuencia de golpes fuertes, suaves y normales que no tiene ningún sentido aparente. Solo hay que tocar de la manera indicada en el momento indicado. Luego prender un sahumerio y una vela y esperar. En reconocimiento al esfuerzo que hizo Buda y sus sucesores por nosotros, se los saluda con tres prostraciones. Y hasta ahí, no entendiste nada aun de lo que es el zazen. Si te cuestionaste todo lo que hiciste hasta ese momento, diciéndote que no tiene sentido y discutiendo con cada acto, te va a costar estar quieto la próxima hora mientras los demás hacen zazen. Si dejaste tus cuestionamientos de lado, permitiste que tu mente no domine y simplemente te dedicaste a hacer, te sentarás cómodo en el almohadón para pasar la hora más atenta de tu vida.

El ritual sigue pero tu mente ya está 100% en el momento presente. Un campanada, dos, tres… ocho en total que son en realidad una sola, no puedes recordar la anterior porque tienes que vivir la que está sonando. Luego, 3 más: en sus marcas, listos, ya! Y en vez de acelerarte y correr, te quedas quieto, sintiendo como tu respiración es cada vez mas lenta y profunda.

Pensamientos cayendo al vacío.
Los pensamientos surgen, las emociones siguen ahí. Uno es el que se corre y observa. Sólo respira. Como los “lemmings”, los pensamientos vienen en filita, uno tras otro en busca de tu atención, quieren que los cuides y los atiendas. Pero en este caso, hay que dejarlos caer al vacío, perder el juego, una y otra vez.

Cuando menos te diste cuenta, uno te atrapó y lo estás mimando y abrazando. Es que se cayó tu atención por el pozo. Lo más común es, al darse cuenta, recriminarse por esa pérdida de atención, pero en zazen eso no vale, porque la recriminación es otro pensamiento que te atrapa. Cuando te das cuenta, lo único que haces es concentrarte nuevamente en respirar.

Después de un rato, suena una campana y te paras. Caminas de la forma más lenta que existe en el mundo. Avanzas solo medio pie cada vez que exhalas. Pasaron diez minutos y no puedes creer que fueron solo 2 metros. ¿Cuántas cuadras caminas en 10 minutos un día de lluvia?

Te sientas mirando la pared y vuelves a observar tus “lemmings” por un rato más. Al final, lees unos sutras, poesías, rezos, cualquier nombre no tiene importancia. Lo importante está en el contenido, y como el resto del zazen, debes estar atento al momento presente: cada palabra es la que importa.

Saludas, te calzas y te vas a tu casa. Y todavía no entendiste que es zazen.

Pero, si mantienes ese estado de atención fuera de la clase, serás entonces como una piedra en el jardín, inmutable, aunque a su alrededor pasen los bichos, caiga la lluvia, te cague un perro. Porque zazen es estar sentado en la mente, siempre y cuando te encuentres sentado. Zazen es cocinar cocinando, manejar manejando, escribir escribiendo o jugar jugando. Mientras tu mente se encuentre en el momento presente y haga lo que tu haces, estarás en zazen.




15.11.10

Enchufado al Momento Presente

Un cuento Zen de ciencia ficción.

El analista emocional me dijo que debería enchufarme al momento presente por un tiempo. Fue una decepción para mí ya que hacia varios meses que lo lograba solamente a través de mi consciencia. Pero también reconozco que no son días fáciles los que estoy viviendo y que mi cabeza divaga entre pasado y futuro de manera notoria. Así que mañana al despertar me enchufo.

El programa “Enchufado al Momento Presente” o PPM (“Plugged into the Present Moment” en inglés) fue creado por la Comisión de Consciencia Humana hace 70 años y consiste en una pequeña caja que flota siempre al costado del cuerpo a la que uno enchufa su cable. La caja se conecta directamente con la Fuente Universal de Energía y el cable sale de la base de la columna. Entonces la mente recibe, a través del enchufe, una onda electro-magnética que la mantiene siempre en el momento presente, es decir que imposibilita que las neuronas realicen las conexiones necesarias para traer un recuerdo o proyectar momentos futuros.

En el año 2127 cuando se creó, poca gente creyó en su utilidad. Pero hoy día es prácticamente imposible vivir desvariando en el tiempo. El gran científico cuántico Johan Mans lo dijo en su momento: “El tiempo no existe, lo que vemos es lo que hay, el momento presente es lo único válido para la mente.”

A través de los años y de la práctica, algunos hemos logrado vivir algún tiempo sin estar enchufados, pero inevitablemente las cosas que nos suceden en la vida a través de las relaciones humanas, llevan a nuestra mente y cuerpo a generar variadas emociones y pensamientos que nos sacan del momento presente. La semana próxima debo dar una disertación sobre la evolución de un grupo humano a partir de un cambio en un patrón mental de uno de sus integrantes – soy antropóloga cuántica – y eso me tiene nerviosa. Por ello mi analista emocional me recomendó enchufarme.

Actualmente, el enchufe determina la calidad de vida de las personas, su éxito académico o profesional, su vida social, sus ingresos económicos. En el mismo currículum vitae uno debe indicar hace cuantos años está enchufado y para ascender un puesto en su trabajo es prácticamente imprescindible estar adherido al PPM. La mayoría de nosotros, los que rondamos los 30 o más llevamos solo unos años enchufados, pero nuestros hijos estarán enchufados desde el nacimiento. ¿Se imagina una vida completa vivida solo en el momento presente? ¡Asombroso! Cien o doscientos años atrás uno hubiera dicho que eso era imposible.

………….

Me levanto a las 6:50 de la mañana y en mi mesa de luz veo la nota que dice “Enchufate”. Lo hago. Me doy cuenta que hace días que mi mente no está en el momento presente, son los nervios. A partir de ese momento solo me puedo concentrar en lo que estoy haciendo, la onda electro-magnética llega cada 5 segundos. Voy al baño, hago pis y solo puedo pensar en eso, me lavo los dientes sintiendo mis dientes. Me visto, sin pensar en el efecto que causará mi ropa, solo me pongo la ropa. Hago café, tomo café. Siento este líquido cálido que baja por mi garganta y llega al estómago. Como una medialuna. No pienso en el efecto de la medialuna – su grasa y sus calorías – en mi cuerpo: la como.

Camino hacia el trabajo, solo está a 12 cuadras. En el camino observo a las personas, son solo personas. Lindas o feas, no lo sé, son simplemente personas. La mente enchufada al momento presente no categoriza, es imposible por que el momento pasó antes de que el proceso mental de categorización surja.

Veo a lo lejos una persona que se acerca en bicicleta. Más adelante y cerca de mí, una mujer camina, no está enchufada pero eso a mi no me incumbe. Siento mis pies al caminar, cada músculo que se contrae y relaja con cada paso. La cartera me pesa en el hombro, la brisa desordena mi peinado. Es lo que es: viento, pasos, cartera.

El ciclista se acerca con velocidad. La mujer no enchufada no lo ve. El ciclista pasa a su lado y le arranca la cartera de su brazo, velozmente continua su camino. Lo veo pasar a mi lado. Me sonríe. La mujer se cae al piso estupefacta.

Sigo caminando y ayudo a la mujer a levantarse. Ella se acomoda la ropa y trata de reaccionar a lo que pasó. Se lamenta, llora. La ayudo a recuperarse y luego de unos momentos, la acompaño a un teléfono público y le presto mi chip para llamar a su marido. Luego la saludo y sigo caminando.

Siento conmoción por lo que pasó. Me siento insegura, ¿me pasará también a mi? Me quedo triste por la mujer. La onda electro-magnética llega... Siento mis pies al caminar, cada músculo que se contrae y relaja con cada paso. La cartera me pesa en el hombro, la brisa desordena mi peinado. Es lo que es: viento, pasos, cartera. En este momento presente, nada ya me suscita temor.

………….

Hay personas que no se quieren enchufar. Creen que no podrán vivir sin tiempo, sin emociones, sin pensamientos. Pero el enchufe no evita sentir, o pensar. El enchufe evita quedar atrapado por esos sentimientos y pensamientos. Uno los siente, uno piensa, pero está por detrás, deja pasar. Aquello que la mente no puede hacer sola, la onda electro-magnética hace: suelta y deja pasar.

La mayoría de las personas no enchufadas son aquellas que han sufrido un gran dolor, una pérdida, una vivencia fuerte que las marcó. Se sienten en falta al intentar dejar eso atrás por ello lo reviven una y otra vez. Los ladrones y otros delincuentes se aprovechan de los no enchufados, saben que son presa fácil. Los observan por un rato y logran notar cuando la mente del no enchufado se perdió en el tiempo. En ese momento son vulnerables, porque no saben lo que sucede en el momento presente. El ladrón, entonces, ataca.



12.11.10

Esperando en la puerta

De “Tai Chi as a Path of Wisdom”

Las puertas o entradas están habitualmente relacionadas con dificultades. Pueden tomar muchas formas: el canal de parto, la cámara de descompresión de una nave espacial, un hueco en el hielo hecho por los esquimales para devolver a los animales a sus ancestros. Pueden llevarnos a una choza de iniciación, a un salón de apuestas o a un dormitorio de ensueño. Los momentos que pasamos en la zona de entrada o cuando caminamos a través de esta puerta es un tiempo de “entre-mundos”… no hemos dejado por completo el lugar anterior y tampoco hemos entrado definitivamente al nuevo.

Esperar en la puerta implica expectación. Esperamos en la puerta de la iglesia antes de casarnos, en la puerta del salón antes de rendir un examen o para comprar una entrada de un concierto, esperamos para escuchar la última respiración antes de que un ser querido muere. Cuando traspasamos la puerta, nunca sabemos con seguridad que encontraremos del otro lado. Es por ello que en muchas culturas las entradas son consideradas lugares peligrosos. Muchos rituales han sido creados a través de la historia de la humanidad para salvaguardar a las personas en su pasaje por una puerta.

Pero, variados como sean estos rituales, su objetivo siempre es darle apoyo a la persona que cruza. No tienen la intención de prevenir o de evitar el cruce, sino de ahuyentar las dificultades. Aquellos que crearon estos rituales sabían que, para hacer las cosas más fáciles es necesario robarle a la entrada el poder de la transición. Este poder reside en la fe y el sentido de haber logrado algo, que surge naturalmente cuando uno siente que ha llegado a donde debía. Es el mismo sentimiento que aparece cuando se llega a la meta de un maratón, se arregla un motor que no funciona, se gana la elección o se da el primer paso cuando uno es bebé. La diferencia solo está en el grado, no en el sentimiento de logro.

Cuando se comienza a practicar tai chi, uno ingresa por una puerta. A medidas que pasan las semanas, las cosas son fáciles, se siente el progreso en la práctica, especialmente cuando uno va aprendiendo el final de una “Forma”. Repentinamente aparece allí otra puerta. Es comúnmente cuando uno, luego de practicar 20 veces lo mismo aun lo siente extraño o súbitamente se olvida de una parte de la Forma.

De repente, aquello que parecía un gran emprendimiento se convierte en un gran lío y uno quiere tirar todo a la basura. Ahora, la puerta que aparece es una salida a una vida más fácil, una vida en la que no exista la tortura que implica aprender unos movimientos chinos sin sentido! La única meditación en movimiento que uno quiere practicar entonces, es la que conlleva llevar un vaso de vino a los labios, sentado en un café mirando la gente pasar.

En este momento, uno se encuentra parado ante una puerta que dice: “Impaciencia, Ilusión, Frustración”. ¿Podemos quedarnos quietos sin cruzar esa puerta, sin regresar tampoco al lugar de donde veníamos antes? ¿Podemos aceptar la invitación a aprender de uno mismo, incluyendo absolutamente todo aquello que es parte de la situación, sin rechazar lo que no nos gusta? ¿Podemos no apurarnos y no desear que finalice la espera y en vez, vivir cada momento?

Potenciamos el poder de la espera cuando intentamos acortarlo, prolongarlo o cambiarlo para otro día. Cuando estamos realmente listos para solamente esperar en la puerta, comprendemos que la espera misma es la entrada. Cuando esta puerta de abre, cruzamos y nos sentamos. Cuando la reunión concluye, simplemente nos paramos y nos vamos. Comenzar y terminar la Forma de tai chi es exactamente lo mismo.


Del libro “Tai Chi as a Path of Wisdom” de Lynda Muoki Lehrhaupt – Ed. Shambala - ISBN 9781570624452.

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

8.11.10

La moral marcial #2

Por el Dr. Yang, Jwing-Ming – Parte 2

Moral de Hechos

La moral de los hechos comprende: humildad, respeto, honradez, confianza y lealtad.

La humildad surge al controlar las sensaciones de orgullo. En China se dice que con la satisfacción se pierde, con la humildad se ganan beneficios. Cuando uno se encuentra satisfecho con uno mismo, no piensa en profundidad y no tiene deseos de aprender. Sin embargo, si uno permanece humilde siempre estará en búsqueda de mejorar y continuar aprendiendo. No hay límites en el conocimiento, no importa lo lejos que uno ha llegado, siempre se puede avanzar un poco más.

El respeto es la base de la relación con los padres, los maestros y los compañeros. El respeto hace que las relaciones armónicas sean posibles. El respeto más importante es el auto-respeto. Si uno no se pude respetar a si mismo, no se pude esperar que otros lo respeten. El respeto se gana, no se puede pedir o demandar. Solo cuando uno ha demostrado que es merecedor del respeto, este llega de manera natural y automática.

La honradez es una forma de vida. Significa que si hay algo que uno debe hacer, simplemente lo hace sin dudar; y si hay algo que uno no debería hacer, simplemente no lo hace. La mente sabia debe estar a cargo, no la mente emocional. Si uno logra esto, se sentirá tranquilo y evitará sentir la culpa que surge de las emociones. Al alcanzar esta virtud uno podrá evitar influencias negativas y ganar la confianza de los otros.

La confianza implica se confiable para otros y además confiar en uno mismo. Es necesario convertirse en una persona en la que los otros pueden confiar. No realizar promesas sin compromiso y si se realiza una promesa, cumplirla. La confianza es la clave de la amistad y la mejor manera de ganar respeto. La confianza de un amigo es difícil de ganar pero fácil de perder. La auto-confianza es la base de la fe en uno mismo. Es importante tenerse confianza y demostrarlo externamente, de esta manera uno logrará la confianza y el respeto de los otros.

La lealtad es la raíz de la confianza. Uno debe ser leal a sus maestros y a sus amistades y estos debieran ser leales a uno. La lealtad permite que la confianza mutua crezca. En las artes marciales, este es un factor crucial. La lealtad se construye sobre la base de la obediencia al maestro, que es un pre-requisito para aprender. Si uno realmente desea aprender debe dejar de lado la falsa dignidad y reverenciar al maestro mental y espiritualmente, y se abrirán las puertas de la confianza. Un maestro no enseñará nunca a una persona que siempre está preocupada por su dignidad.


Moral de Mente

La moral de la mente consiste en: voluntad, resistencia, perseverancia, paciencia y coraje.

La voluntad es algo que generalmente lleva un tiempo demostrar. Esto se debe a la lucha constante entre la mente emocional y la mente sabia. Si la mente sabia gobierna, será posible sobreponerse a los disturbios que genera la mente emocional y la voluntad será fuerte. Esta virtud depende de la sinceridad con la que uno se puede comprometer al objetivo. Esto debe venir de los profundo de cada persona, no puede ser un deseo vago y casual. Muchas veces, un alumno ansioso por aprender renunciará antes que otro cuyas ansias se encuentran en lo profundo de su corazón.

Resistencia, perseverancia, paciencia son manifestaciones de una voluntad fuerte. Las personas exitosas no son siempre las más inteligentes sino aquellas que son más pacientes y perseveran. Las personas realmente sabias no usan sus conocimientos solo para guiar sus pensamientos, sino también para gobernar su personalidad. Cultivando estas tres virtudes se podrá gradualmente construir una mente profunda que es la clave del aprendizaje. Si es posible usar la mente para reflexionar durante el entrenamiento, uno llegará a un estadio mas profundo de comprensión. Si luego se manifiesta este aprendizaje en acciones, se podrá superar a todos.

El coraje es comúnmente confundido con la valentía, pero el coraje surge de la comprensión de la mente sabia. La valentía es la manifestación externa del coraje y se considera que es el retoño de la mente sabia y la emocional. Si uno tiene coraje para aceptar un desafío significa que la mente ha comprendido la situación y ha tomado una decisión. Luego, uno debe tener suficiente valentía para enfrentar el desafío. Sin coraje, la valentía no puede perdurar. Sin la profunda comprensión del coraje, la valentía es muchas veces ciega y entupida. Para atreverse a enfrentar un desafío es necesario coraje, pero manifestarlo correctamente requiere no solo una decisión de la mente sino cierta cantidad de preparación psicológica para mantenerse emocionalmente en equilibrio. Esto le dará raíz a la valentía para que sea duradera. Frecuentemente uno no tiene suficiente tiempo para pensar y tomar una decisión pero una persona sabia se prepara, considera todas las posibles opciones para que cuando algo suceda esté listo para enfrentarlo con valentía.



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Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

4.11.10

La moral marcial

Por el Dr. Yang, Jwing-Ming

La moral marcial siempre ha sido una cualidad requerida dentro de las artes marciales chinas. Los maestros han considerado por mucho tiempo que esta virtud era la más importante al momento de juzgar a un estudiante y por ello también ha sido una parte fundamental del entrenamiento marcial. Incluye dos aspectos: la moral de los hechos y la moral de la mente.

La moral de los hechos comprende: humildad, respeto, honradez, confianza y lealtad.

La moral de la mente consiste en: voluntad, resistencia, perseverancia, paciencia y coraje.

Tradicionalmente, solo aquellos estudiantes que hubieran cultivado estos estándares de moral eran considerados dignos de las enseñanzas de un maestro. De los dos aspectos de la moral, la de los hechos es la más importante, debido a que se refiere a la relación con el maestro y los compañeros, otros practicantes y el público en general. Los estudiantes que no son correctos en sus acciones no merecen las enseñanzas, ya que no se puede confiar en ellos y no se los respeta. Además, si el practicante no posee moral de hechos, puede abusar del arte y utilizar sus habilidades para lastimar a otras personas. Por ello, los grandes maestros observan a sus estudiantes por un largo tiempo hasta estar seguros de su moral antes de comenzar el entrenamiento más profundo.

La moral de la mente es la auto-cultivación que se requiere para lograr el objetivo final. Los chinos consideran que tenemos dos mentes: una mente emocional (xin) y una mente de sabiduría (yi). Usualmente, cuando una persona fracasa en alguna cosa es porque la mente emocional ha dominado su pensamiento. Los cinco elementos de la moral de la mente son claves para el entrenamiento y llevan al estudiante hacia los estadios en los que la mente de sabiduría puede dominar. Esta auto-cultivación y disciplina debería ser el objetivo final de toda filosofía marcial.

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Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

3.11.10

Actividades en Noviembre y Diciembre

Estimados amigos,

Les cuento que de acá a fin de año mantendremos las clases habituales de tai chi y chi kung:

● Los miércoles a las 8.30 de la mañana en el Parque Las Heras.

● Los sábados y domingos a las 10 de mañana en el Parque de Las Naciones.

Cada clase, $10.


Fechas a tener en cuenta:


Sábado 27/11 última clase teórica del año – 11 hs. Parque de Las Naciones, libre y gratuita.

Miércoles 1/12 última clase en el Parque Las Heras.


Sábado 18/12 última clase en el Parque de las Naciones.

Los espero para disfrutar estas clases de primavera y encontrar la armonía.
Saludos!

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.