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11.8.10

El final de invierno

(Hemisferio sur)


Muchas personas, a esta altura del año, se sienten cansadas, deprimidas o estancadas. Los proyectos se demoran y aquello que deseábamos concretar parece dilatarse cada vez más. Es que el invierno, por su naturaleza yin, representa la conservación de la energía, el almacenamiento y la contracción.

En artículos anteriores he hablado de las implicancias del invierno y la necesidad de conservar y tonificar la energía relacionada al elemento agua para adecuarnos a esta época del año. (Ver “Energía de Invierno” y “El Poder del Agua”). Cuando malgastamos la energía durante el invierno, luego de varias semanas, nos sentimos cansados y deprimidos. Hasta cierto punto esto es normal, ya que la vida diaria muchas veces no nos permite bajar el ritmo de nuestras actividades para ser coherentes con el invierno y la naturaleza.

Los sentimientos de estancamiento y depresión surgen también en estos momentos debido a la misma discordancia de nuestra energía con la de la naturaleza. El intelecto y la creatividad se ven afectados también a raíz de este desequilibrio.

La deficiencia de energía de agua permite que el fuego del cuerpo aumente. El equilibrio entre el agua (riñones y vejiga) y el fuego (corazón e intestino delgado) en el cuerpo es de suma importancia, adicionalmente al equilibrio de los cinco elementos. Al agotar la energía del agua, como sucede al vivir un invierno desequilibrado, el fuego tiene libertad para crecer debilitando el metal (pulmones e intestino grueso) y generando tierra (bazo y estómago).

Es así como al final del invierno tenemos miedo (deficiencia de energía de agua), estamos ansiosos por concretar pendientes (exceso de fuego), deprimidos (deficiencia de metal) ypreocupados (exceso de tierra). Este desequilibrio por supuesto también afecta al hígado (madera) y nos sentimos frustrados e irascibles.

Las actividades propias de la vida actual nos llevan a exacerbar la situación. Mucho estrés y cansancio, poca actividad física, mala alimentación y exceso en las comidas (¿quién no engorda un par de kilos en invierno y abandona el gimnasio?).

En nuestro entorno la situación no es muy diversa. La naturaleza del invierno, propia de conservar energía bajo la tierra, lleva a que los proyectos e ideas que deben florecer, estén latentes, a la espera de que el ciclo energético comience su mutación hacia el yang (primavera).

La buena noticia es que todo esto va a cambiar sin ningún esfuerzo de nuestra parte. Cuando llega la primavera las situaciones florecen, las energías se equilibran y las emociones se tornan mas positivas. La creatividad surge como los brotes de las plantas y las ideas se esclarecen con el nuevo sol que ilumina la tierra. Y entonces nos preparamos para llegar al verano donde el exceso de fuego, propio de la estación nos lleva al otro extremo y a un nuevo desequilibrio, si no tenemos cuidado de vivir acordes a la época del año!


Publicado originalmente en Agosto 2009
Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.