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3.3.15

Repetición


La práctica del chi kung y del tai chi chuan se basa en la repetición, sea del movimiento o de la Forma. No basta una sola vez para lograr el efecto que busca la práctica – el de desbloquear meridianos y armonizar la energía. Para que eso suceda se necesaria la repetición del movimiento, realizarlo una y otra vez.

En cada repetición se logra un poquito. Este poquito siempre es distinta cantidad, por así decirlo, ya que cada vez tenemos distinta concentración, distinta respiración, factores que influyen sobre el movimiento. Pero el efecto es acumulativo, los poquitos de cada repetición se van sumando y en un momento se logra el objetivo.

Esta forma de practicar genera en muchos principiantes aburrimiento y tedio. No comprenden esta idea de repetir. Acostumbrados a mantener la mente en estado de novedad y adrenalina constante, hacer lo mismo tan solo dos veces parece ridículo. Porque habría de hacer lo mismo? Repetir requiere dedicación, concentración, perseverancia, mucho mas esfuerzo que no repetir y hacer distinto todo el tiempo.

El aburrimiento es un punto  clave en la práctica y en la consecución de repeticiones. La mente se aburre, tanto para principiantes como avanzados. Si nos dejamos llevar por la queja interna del aburrimiento, todo lo que hemos acumulado se cae, el trabajo realizado se desperdicia. Pero, si traspasamos a la mente aburrida y continuamos repitiendo, practicando, nos damos cuenta de lo que hay mas allá de la mente, de las ideas, del movimiento regulado por el pensamiento: hay un movimiento que surge solo, que mueve el cuerpo y que trasciende lo físico conocido.

Además, cuando la mente deja de juzgar y de decir “estás haciendo lo mismo otra vez” empezamos a notar que no es así, que cada repetición es diferente, es un movimiento nuevo. Así la práctica de repetición se torna espiralada, pasando una y otra vez por el mismo lugar pero mas amplio y mas fluido, con una armonía geométrica que lleva también al equilibrio interno.

Repetir es mas simple, y a la vez mas difícil. Es ir a lo conocido para redescubrirlo, con constancia y compromiso, sin tomar la primera oportunidad de novedad que aparece. Quedarse y practicar.