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28.7.14

Ejercicio en silencio


Salgo a caminar periódicamente como parte de mi práctica básica. Caminar es una actividad meditativa cuando uno va atento, estando presente en sus propios pasos, en su ritmo respiratorio y en la postura corporal que va variando en función del terreno.

Al caminar, como en cualquier otra actividad deportiva, el silencio es importante. Cuando me cruzo con personas que mientras caminan charlan entre sí me encantaría frenar y explicarles la importancia de mantenerse en silencio al hacer ejercicio físico. Como no corresponde entrometerse sin haber sido llamado, me limito a explicar aquí los motivos del necesario silencio.

Hablar es una acción intencional que genera gasto de energía vital (chi). Al hablar, un punto clave de la red de meridianos queda abierto y soltamos energía constantemente por el mismo para poder emitir el sonido. Se llama puente de urracas y se encuentra en la boca. Durante la práctica de tai chi, chi kung y meditación apoyamos la punta de la lengua en el borde del paladar superior, justo encima de los dientes, formando el “puente” y se esa manera reciclamos constantemente la energía.

Ese es el motivo por el cual, luego de un largo día de “chachara” estamos agotados. Las personas que enseñan, dan conferencias, disertaciones, etc., se cansan por hablar como si hubieran hecho mucho ejercicio.

Pero además del sistema energético, hay que considerar el sistema respiratorio. Hablar y respirar correctamente no van de la mano. Cuando hablamos, respiramos en función de las necesidades del habla, prolongamos la exhalación si no hemos finalizado de decir una frase e inspiramos de golpe para poder seguir hablando. El silencio nos permite regular la respiración siguiendo la pauta de llegar al equilibrio de las fases respiratorias: que inspiración y exhalación tengan la misma duración, que no retengamos el aire y que podamos relajar los músculos que intervienen en la mecánica respiratoria.

Al hacer ejercicio físico, el ritmo respiratorio varía de acuerdo al movimiento. Si además de movimiento le sumamos el habla, estaremos sobre-exigiendo a nuestro cuerpo pidiéndole que respire de dos maneras diferentes al mismo tiempo, una para hablar, otra para moverse.

Y lo mas importante para quienes realizan actividad física para perder peso: hablar implica quemar menos grasa corporal. Químicamente es necesaria la interacción del oxígeno con la grasa para que éstas sean quemadas y convertidas por el cuerpo en energía que usaremos para el ejercicio. Si la respiración es deficiente, por ejemplo, por hablar, se incorporará menos cantidad de oxigeno al cuerpo y entonces se quemarán menos grasas.

Explicado esto quiero decir que, para bajar de peso, mas vale 20 minutos meditando en silencio con atención a la correcta respiración, que 1 hora de ejercicio charlando con una amiga.

Las prácticas de respiración que se realizan en el tai chi, el chi kung y el yoga se pueden trasladar y adaptar al ejercicio aeróbico. La meditación con foco en la respiración, como la zen, se puede realizar con cualquier actividad, a eso le llamamos meditación caminando. Podemos correr meditando, hacer abdominales meditando, mientras mantengamos el silencio y la observación sobre la pauta respiratoria que el movimiento sugiere.

La respiración correcta es la base de la salud. Y aunque creamos que nuestras ideas tienen un gran valor y deben ser expresadas, a veces lo correcto es cerrar la boca y mantener el silencio… hacer una sola cosa a la vez: o caminar o hablar.