BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

18.6.13

El árbol que no estaba seco y el pájaro que lo aguardaba

Extracto del libro “Amazing adventures of a Heart Surgeon”, experiencias escritas por el Prof. Dr. Domingo Liotta – Colaboración para este blog de Elvira.


“Cuando uno de los encuentros nocturnos  llegó a su fín, le pregunté al filósofo si me permitía ir con él al Barrio Manchu, donde vivía junto a otros ancianos en viviendas muy humildes. Por ende, dejamos la Taberna Oi Shi, el lugar habitual de reunión de los Taoístas. En el camino a su casa, de pronto temí que mi presencia pudiera molestar la meditación del filósofo.

Caminamos por calles angostas y desordenadas; él permanecía en silencio y caminaba muy lentamente y dolorido. Advertí que apenas podía flexionar su rodilla derecha. “Esta es la consecuencia de un accidente que tuve cuando era niño,” me dijo. Mis temores eran, sin embargo, absolutamente injustificados, Tian Shi estaba feliz caminando a mi lado y pronto empezó a conversar. Siguió con la conversación durante todo el trayecto. Sé que los maestros taoístas de la antigua China solían mantener distancia de los que consideraban intrusos. Iban en pos de la soledad para su profunda meditación.

Tian Shi se detuvo y se inclinó sobre una roca que estaba justo al lado del camino que iba hasta el barrio Manchu. Por un momento pensé que quería descansar unos minutos, pero no era así. Extendió su brazo
y sin pronunciar palabra, señaló un gran árbol que estaba semi-oculto. Me parecía que estaba seco. Sus largas ramas elevándose sin siquiera un simple tono verde en las hojas. En la oscuridad de la noche parecía estar rodeado de un rayo de luz amarillenta que se desvaneció al cabo de un momento. Me invadió la magia. Pensé que estaba ante un espejismo, una ilusión similar a una sombra en la llanura.

Durante un momento Tian Shi parecía extasiado, el misterioso rayo amarillento lo rodeaba también, conformándose un todo entre su figura y el árbol seco. Después de lo que percibí como una eternidad, Tian Shi habló. Dijo: “No está seco, parece muerto pero no lo está. Simplemente se ha aislado, separado de los otros porque no puede evitar capturar al tiempo implacable, el reloj cósmico. La naturaleza lo ha encadenado y encerrado hasta el fin del tiempo”.

Permanecí en silencio. Tian Shi continuó, “lo he estado buscando y finalmente lo encontré”. Señaló un pájaro semi-dormido que “No se ha marchado, no quiere dejar su hogar. Quiere demostrarle gratitud a su protector, el árbol sin hojas. El pájaro inmóvil siente la energía latente en el interior del árbol. El árbol se ha hundido en sí mismo y comparte la tristeza de todos los pájaros que alguna vez anidaron en sus hojas y que no pueden inundar el aire con su música.”

Permanecí en silencio. “El pájaro cree firmemente en las cualidades matriarcales de la Primavera y espera fielmente, con inequívoca certeza, el cumplimiento de la ley natural. Cuando vi al pájaro supe inmediatamente que el árbol no estaba muerto.”

Tian Shi hizo una pausa por un momento. “Dr. Liotta, cuando regrese a su país, que la investigación científica occidental no le haga olvidar la alegoría de la Vida brindada por este triste pájaro del barrio Manchu.”


Tian Shi me enseñó la lección más grande sobre la filosofía taoísta. Me hizo ver, por un lado, la cadena de determinismo de la Naturaleza y su inviolabilidad, y por el otro, la libertad de pensamiento del hombre.”

El triste pájaro de Guangzhou no podía más que esperar que este tiempo llegara. Tal es el misterio de la vida. La esperanza nunca deja de latir en el corazón del triste pájaro. Una clase diferente de esperanza, sin las complejidades de la esperanza humana. Sólo la voz de la naturaleza repitiendo que siempre sucederán determinadas cosas.

Las palabras de Tian Shi estaban llenas de sabiduría. Han dejado una marca indeleble en mi alma, y otra profunda en mi corazón. Aquellas palabras tenían que ver con los más encumbrados problemas de la Vida, la Naturaleza, y la Humanidad en forma de filosofía sencilla y práctica, y que conforma el secreto del Taoísmo.”