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31.1.13

Dejar que el universo te lleve

Me gusta este corto de Disney-Pixar “Paperman”, recientemente estrenado y ahora nominado al Oscar.

Si vienes leyendo las entradas anteriores Enséñame a confiar en ti y Seguir los instintos, encontrar la propia verdad, comprenderás porqué digo que el universo siempre conspira a nuestro favor y este corto muestra exactamente eso: si nos dejamos, el universo nos lleva :)


Seguir los instintos, encontrar la propia verdad

Todo lo que deberíamos aprender en la vida es a encontrar la propia verdad y luego lograr la determinación absoluta de ser fieles a eso.

Cuando alguien me dice “lo hice porque sentí que era lo que tenía que hacer”, comprendo que no hay crítica ni refutación válida que se pueda hacer respecto a eso, siempre y cuando esta persona esté realmente conectada con si misma y no con su ego caprichoso.

El primer paso, encontrar la propia verdad, es decir conectarse con aquello que uno siente en lo profundo de su ser, lleva tiempo de conseguir. No diría que es difícil pero si que requiere mucha disciplina y constante renunciamiento a los pedidos del ego.

El primer impulso que aparece en nuestra mente siempre es el del ego: quiero esto, quiero aquello, esto no, aquello tampoco. Deseos y rechazos que surgen de la capa mas superflua de nuestro ser. Y no estoy hablando solo de cosas materiales, sino que amistades queremos, que amores queremos, trabajos, estilos de vida, principios morales, etc. Todo lo superfluo es una construcción del ego y del personaje que intentamos ser. Recién cuando empezamos a limpiar esa capa superficial, que a veces es bastante gruesa, empezamos a descubrir lo que somos por debajo de los caprichos del yo.

Eso requiere, como decía, renunciamiento y disciplina. Significa decir que no, una y otra vez, a todo aquello que ya sabemos no nutre sanamente nuestro ser y a la vez, lograr una apertura a todo aquello que nos sucede. Parece contradictorio pero no lo es. Simplemente dejamos de generar forzadamente lo que consideramos útil para nosotros y nos abrimos a que suceda lo que sea que deba suceder.

Empezamos a considerar que el universo está a nuestro favor y que siempre lo que sucede, lo que llega, es lo que debe.  

Es así como dejamos de creer que nos pasan cosas malas o buenas, solamente nos pasan. Mientras el ego no se meta en esa ecuación, logramos mantener esa apertura. Al juzgar desde la mente, ya dimos un paso hacia atrás y estamos de nuevo tratando de acomodar la realidad según nuestras preferencias. Pero no importa, podemos volver al estado de apertura una y otra vez, con práctica y disciplina (meditando por ejemplo).

Entonces, cuando estamos abiertos y receptivos a todo lo que sucede adquirimos la capacidad de “leer el mundo”, de interpretar las señales que el universo nos va dejando y actuar en consecuencia. Esa es la no-acción, significa hacer sin hacer, porque uno no hace nada, el universo es el que te lleva.

Y ahí está la propia verdad. Quien puede discutir tu lectura del mundo y tus acciones al respecto? Absolutamente nadie si tu tienes claro que has escuchado las señales desde tu estado de apertura… uno solo puede estar tranquilo por uno mismo, es decir que solo uno sabe cómo ha actuado. (El que actúa desde su ego, no sabe que actúa desde su ego, pero aquel que una vez aunque sea ha actuado desde el universo ya no tiene vuelta atrás, sabe la diferencia y es consciente desde donde surge cada acción que hace. Y eso depende de cada uno, nadie puede ver, corregir o cambiar eso en otra persona.)

Y luego siempre hay personas que les gusta discutir e imponer su propia visión, que estoy segura, es una visión del ego, no es una verdad propia, porque cuando uno ha tenido la propia experiencia de escuchar el universo, aprende a respetar las verdades ajenas.

Pero bien, hay personas que nos van a criticar o a discutir, o a pretender hacernos cambiar de opinión. A veces no son personas, sino mandatos sociales o familiares, estructuras culturales que parecen opuestas a la propia verdad. Y esta es la segunda parte y tal vez más difícil: mantenerse fiel a la propia verdad a pesar de los tironeos externos.

Mantente en el centro
y deja que todo lo
demás siga su curso.
Comenzar a discutir y a defender es volver al ego. La verdad es solo propia, los mensajes son para uno y la mayoría de las veces no sirven para nadie mas. Entonces mas vale mantenerse en el centro, en la apertura y dejar que todo los demás circule alrededor sin prestarle mayor relevancia. A veces hay que tener coraje para plantarse y comprometerse con lo que uno siente en su interior. Pero comprometerse no es discutir ni desafiar, es una acción profunda hacia uno mismo de determinación, lo que no significa terquedad u obstinación. Todo puede cambiar, de hecho lo hace y lo que sentimos también cambia.

Nuevamente nos toca renunciar, decir que no a todo aquello que no cuadra con lo que sentimos. Aunque la oferta sea tentadora, si sabemos que no se condice con el camino interior que estamos descubriendo, deberemos tener el aplomo de renunciar a ello.

Y a veces nada de esto sale, allá nos vamos con el ego, y está bien, no pasa nada. Lo importante es que siempre podemos volver a repetir el proceso. Siempre podemos volver a conectarnos con nuestro interior y escuchar las señales y luego mantenernos en nuestro centro todo el tiempo que nos sea posible y cuando todo se desparrame y se desacomode nuevamente, volver a empezar: encontrar nuestra verdad y ser fiel a ella.



27.1.13

Enséñame a confiar en ti…

Sé que cuando confío en ti, todo va mas fácil. Y también sé que, por no confiar en ti, la he pasado mal.

Es que no siempre tengo la capacidad de escucharte, otras veces no entiendo tus mensajes y de vez en cuando, lo que me sugieres no coincide con mi mente.

Como puedo escuchar tu música cuando hay tanto ruido? Como puedo ver las pistas que me vas dejando para te siga? Y sobre todo, como puedo estar segura de que eres tu el que me deja estos mensajes?

Me confundo por la cantidad de estímulos que llegan a mi mente y la mayoría de las veces, es mi mente la que manda. Una terrible déspota que tiene en jaque a mi intuición, a la sensibilidad de mi cuerpo y a mis sentidos. A veces todos nosotros funcionamos como simples soldados de la mente.

Cómo aprendo entonces a distinguir lo falso de lo real para descubrir el camino que debo seguir? Podrías ponerme las cosas mas fáciles y firmar tus mensajes? Ya se que no, el aprendizaje es incluso estar atento al remitente y desechar gran parte de lo que perciben mis sentidos. Escuchar al cuerpo, sentir con mi ser lo que es indicado de hacer en cada momento, hacerle caso a mi intuición y seguir sin chistar esas indicaciones.

Y cuando mis expectativas son distintas? Y cuando mi mente dice que por allí no? En quien confío? A cual de los dos le hago caso?

Recuerdo las experiencias pasadas en las que me he dado cuenta que había pasado por alto las señales y que no había hecho caso a las que si había visto… Como si estuviera conduciendo por un camino peligroso que termina en un barranco y obviara absolutamente todos los carteles que indican el peligro. Caigo al vacío y mientras caigo, recuerdo haber visto algunos carteles, sentido resbaloso el camino o demasiado denso el aire y en ese momento, cuando la caída ya es inevitable, me doy cuenta que otra vez que no presté atención, que desconfié de ti cuando, como siempre, incondicionalmente, me estabas ayudando.

FELICIDAD
Y yo se que siempre estas de mi lado, porque no presentas nunca batalla y tu misión es colaborar. Pero mi mente no cree tal cosa y cuando tus sugerencias difieren con las de ella, la batalla se sucede dentro mio y vaya a saber quién gana cada vez.

Entonces te pido, ayúdame a ver tus señales, a conectarme con aquello de mi que percibe tus mensajes, a prestarles atención y hacerles caso.

Estimado Universo, te pido me enseñes a confiar siempre en ti.




23.1.13

Eterno momento presente

Transitamos un camino sin saber donde pisamos, miramos de a ratos hacia atrás, como si alguien nos estuviera siguiendo, afilamos la mirada hacia el horizonte, esperando que se achiquen las distancias, pero no sabemos si en ese momento estamos pisando una flor o un charco de agua sucia.

El pasado nos persigue, solo porque nosotros le pedimos que lo haga.
El futuro tarda en llegar, solo porque nosotros lo alejamos cada vez mas.
Y seguimos sin ver…

En esa caminata paranoica de atrás hacia adelante también nos perdemos el paisaje. Lo vemos sin mirarlo, como si fuera un cuadro al que somos totalmente ajenos. Alguien pinta las paredes que nos rodean y no tenemos ni idea que dicen esas pinturas. La velocidad con la que andamos nos impide ver alrededor claramente.

Nos podríamos detener, no?

Detenernos a mirar alrededor, a ver qué es lo que está sucediendo, quién es el que está pintando este momento. Nos daríamos cuenta que nosotros mismos pintamos los cuadros que nos rodean. Como si la mano se moviera independiente del cuerpo, la mente crea realidades independiente de su dueño. Un dueño que no presta atención.

Los paisajes alrededor son bellos: campos de flores con aromas intrigantes, cielos despejados con estrellas, lunas y soles, personas con sonrisas, momentos de felicidad.

Los paisajes alrededor son duros: océanos fríos de agua turbulenta, nubes de tormenta y remolinos, ojos con lagrimas que caen, momentos de dolor.

Ni unos ni otros logramos ver si no nos detenemos y observamos si estamos pintando una flor o un charco de agua sucia.

Y resulta que pintamos ambas cosas al mismo tiempo, porque la vida es eso: yin yang, una flor flotando en agua sucia.

Pero ahí estamos, esa es nuestra vida, ese paso que estamos dando. Y en el momento en que estamos completamente atentos a eso, el pasado deja de perseguirnos, el futuro está inmediatamente frente nuestro. Los tres juntos aquí y ahora son una sola cosa: pasadopresentefuturo.

Momento presente. Eterno y único, un paso sobre el charco donde flota la flor.


Próxima actividad

Práctica de chi kung y meditación "unidad mente corazón".


Viernes 25 de enero – 19.30 a 21 hs.
“Reverenciar al Buda”, chi kung y meditación para retornar a la unidad mente-corazón.
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Una práctica simple y armonizadora para que nuestra mente y nuestro corazón caminen juntos! No hacen faltan conocimientos previos, abierta a todo público.

Lugar: barrio Chateau Carreras.
Costo: $50.
Por favor, confirmar asistencia! taichidelparque@gmail.com
Gracias.

Imagen: Turrilandia