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27.8.12

Quisiera poder siempre volar…

Quisiera poder siempre volar, estar en este estado de totalidad, de completitud (palabra que no existe pero que vale en este caso). Soy absolutamente conciente que toco el cielo con las manos en este momento. Y este momento ¿puede durar?

Muy probablemente no, probablemente desaparezca en breve.


¿Dónde está el cielo? El cielo está alrededor del cuerpo. ¿Te habías dado cuenta que siempre estás tocando el cielo con las manos y con toda tu piel? Apenas termina la tierra comienza el cielo. El cielo entra en tus pulmones y ocupa tu cuerpo por dentro y por fuera. Hay un límite entre el aire que te rodea y el aire que está dentro tuyo, en tus pulmones y tu células. Ese límite eres tu mismo, tu cuerpo.

¿Ese límite puede desaparecer? Evidentemente no, y si. Esa es la experiencia que surge de la profunda práctica, sentir que el cuerpo desaparece o que aun está ahí pero ha dejado de ser una barrera que nos separa del resto de las cosas, del resto de las personas y el mundo.

En ese momento sentimos que somos en tal profunda conexión con el todo que, al pensar en aire, volamos, al pensar en tierra nos enraizamos, al pensar en cambio, nos transformamos, al pensar en amor, amamos, al pensar en unidad nos unimos.

Simplemente vamos con las cosas, con lo que va sucediendo, sin ser una barrera, sin ser el palo en la rueda que solemos ser en otros momentos.

Y este estado maravilloso dura bastante poco. La mayoría de las personas volvemos rápidamente a nuestros acostumbrados patrones mentales que nos vuelven a separar del todo y nos desconectan en alguna medida del fluir del universo. Bueno, no importa, ahí está el aprendizaje, en ese cambio, en ese ir y venir que cada vez notamos más y sobre el cual estamos más atentos.

Mientras tanto, disfrutar, estar aquí y ahora, aprovechar y potenciar el fluir que surge de nuestro interior en unión con el todo y así varias cosas se resuelven y se acomodan y nos vamos preparando para que todo se desacomode dentro de un rato.

Gassho!
Estoy de vuelta.