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17.7.12

Estar presente en el momento previo a la acción

La mayoría de las acciones que realizamos en nuestro día son automáticas. No tenemos completa consciencia de ellas, no estamos del todo presentes cuando las realizamos.

Mientras hacemos una cosa estamos pensando en otra.

De repente hacemos algo inesperado, incluso inesperado para uno mismo. Como una ataque de ira, unos gritos a los hijos, comerse un alfajor estando a dieta, maltratar a otra persona, decir unas palabras de más. Acciones que después uno se pregunta por qué las hizo.

Nuestro desafío, a través de la práctica de la meditación, del tai chi, el chi kung, el yoga y tantas otras disciplinas que enseñan lo mismo, es estar presentes en el momento presente, haciendo las acciones que estamos haciendo, escuchando las palabras que estamos diciendo.

Estos impulsos de la mente y de las emociones que nos llevan a actuar sin consciencia son difíciles de controlar. La práctica diaria y continuada nos ayuda a observarlos y poco a poco, a doblegarlos, a ignóralos por unos momentos. Realmente no es necesario gritar, comer, maltratar(se). Si pudiéramos estar presentes en el momento previo al que accionamos podríamos detenernos, o no, pero por lo menos observar y tener la opción de no gritar, no comer o no maltratar.

Con esto me refiero lo siguiente: trata de recordar la última vez que retaste a tus hijos o le gritaste a tu pareja, o al auto que se te interpuso en la ruta, o comiste algo fuera de tu dieta. Si hubieras tenido la opción, ¿lo hubieras hecho de todos modos? ¿O hubieras actuado más moderadamente, sin gritar, sin pelear, sin excesos?

Si hubieras preferido mantener la armonía y ser moderado en tus acciones, puedes continuar leyendo.

Estar presente en el momento previo a la acción es la clave para minimizar nuestros excesos y no dejarnos llevar por las emociones ni los impulsos mentales que surgen constantemente.

Un ejercicio para comenzar a tomar atención en este momento es el siguiente:

Concentrarse en sentir la respiración. Observar el final de la inhalación. Antes de comenzar a exhalar hay un momento de quietud en los pulmones y en el aire. Es un milisegundo. Luego, observar el final de la exhalación. Antes de inhalar también hay un momento de quietud.

Son estos dos momentos que debemos encontrar y observar. El momento previo a la acción de exhalar y el momento previo a la acción de inhalar. Si es posible comenzar a ver estos momentos también será posible observarse en otros momentos.

Sucede que a veces en la respiración estos momentos no existen. Esto se da porque se toma demasiado aire y con esfuerzo, entonces el cuerpo necesita sacar el aire más pronto. O al la inversa, se exhala con esfuerzo y de más, entonces es necesario tomar aire de golpe. Observar estos excesos y desarmonías en la respiración también es interesante, porque nos ayuda a ver y comprender otras desarmonías en nuestra vida.

A medida que se observa y armoniza la respiración y estamos presentes, atentos a este proceso, la respiración deja de ser una continuidad de acciones impulsivas para integrarse en el fluir de la energía en sus polaridades yin (inhalar) y yang (exhalar).

Todas las acciones en nuestra vida responder este patrón del yin y el yang. Un exceso en una causará desarmonías a continuación. Lo mismo si hay una deficiencia. ¿Cómo volvemos a la armonía? Observando, poco a poco, equilibrando, y así el momento previo a la acción va apareciendo y cada vez dura más (aunque siempre es un mínimo segundo) y cada vez mas estamos presentes en él.