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23.4.12

Los hilos que nos unen

"El hilo rojo del destino…
Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper."

(Así comienza cada capítulo de la serie de TV TOUCH.)


  
Cuando vamos a algún lugar, un hilo que sale de nuestro dantien (en el centro de la panza) nos une automáticamente con ese lugar. Ese hilo se va enrollando en una madeja, tirando suavemente de nosotros. Entonces cada paso que damos es simplemente el efecto de ese hilo enrollándose, nada debemos hacer para avanzar sino dejarnos enrollar.

Lo mismo sucede cuando tenemos un objetivo. Si el objetivo es fuerte y claro, el hilo nos lleva, sin esfuerzo propio, todo va sucediendo y acordándose de manera que el hilo se pueda enrollar.

Cuando nos detenemos, el hilo nos espera, no nos apura. Ningún hilo se quiere romper, son siempre pacientes, tolerantes, respetuosos del ser que conectan.

Un hilo que sale de la coronilla nos conecta con el cielo. Si miramos hacia arriba, se pierde entre las nubes. Ese hilo atraviesa el cuerpo, por la columna y nos conecta con la tierra. Si miramos hacia abajo, entra en la tierra como la raíz de una planta.

Este hilo es muy flexible (todos lo son). Si nos sentamos en el piso, la parte superior de hilo se estira hacia abajo. Si saltamos, la parte inferior del hilo también se estira.

Este hilo nos asegura nuestro lugar, siempre entre la tierra y el cielo, somos seres conectados con la totalidad.

Otros hilos nos conectan con las personas, no solo los amigos sino también con la familia, los ancestros y los hijos y nietos. Cuando los hilos de las familias están anudados, hay conflictos. Cuando los hilos se peinan y flexibilizan, en la familia hay armonía.

Muchos hilos salen de nuestra mente y nos conectan con aquello que pensamos. Estamos unidos con el reflejo de nuestros pensamientos. Otros hilos salen del corazón y nos unen con aquello que sentimos. A veces los hilos de la mente y del corazón se anudan entre si; otras veces hay demasiados hilos de pensamientos y emociones, eso significa que no conocemos el desapego.

Podemos ser con muchos hilos pero también debemos dejar que algunos hilos se desconecten. Hay conexiones que no permanecen en el tiempo y debemos respetar eso. Los hilos saben lo que hacen. Por ejemplo, cuando una persona muere, el hilo que nos unía desaparece, intentar mantener ese hilo es ir contra lo que es.

Aceptamos la realidad tal cual es y vivimos el momento presente cuando estos hilos se encuentran ni muy tensos ni muy laxos y sin nudos entre sí. Cuando un hilo se tensa y se anuda con otro, surge la resistencia, surge el conflicto. Si luchamos con los hilos, si pensamos que los hilos nos atan, la vida se vuelve confusa y dolorosa.

Si comprendemos que la función de los hilos es unirnos al resto de las cosas y a las personas y conectarnos con el momento presente, nos dejamos llevar, minimizamos el esfuerzo propio y todo se vuelve mas fácil.

El hilo rojo del destino. El hilo de la Tierra y el Cielo. El hilo de los pensamientos, el hilo de las emociones. Los hilos familiares. Los hilos que desaparecen.

Todos los hilos son energía. Energía que nos une, que nos lleva y nos trae. Energía que nos ayuda.