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16.2.11

Como hacerse tiempo para practicar

Del libro “Tai Chi como camino de sabiduría”

“Una de las cosas más difíciles de la práctica es encontrar tiempo para realizarla de manera individual. Separar tiempo para uno mismo, aunque sean cinco minutos, suele ser una lucha. Esto lo sabemos por experiencia, ya que para nadie ha sido fácil, al principio, practicar solo en su casa.

Por muchos años [dice la autora del libro] pensé que era un problema de disciplina. Simplemente no lograba focalizar mis intenciones, me decía a mi misma. Con el pasar de los años me di cuenta que el conflicto en realidad era pasar tiempo conmigo misma. No tenía confianza en que pudiera practicar sola y lograr de esa manera, algo que valiera la pena. Asociaba a la práctica con progreso, pero aquello que lograba acumular de una práctica a otra, era muy poco. Entonces, en vez de arriesgarme a la decepción, prefería no practicar.

Aun así, el pensamiento sobre practicar seguía en mi mente y terminó convirtiéndose en una obsesión que no lograba satisfacer.

Aprendí entonces a trabajar comprometidamente con una sola sesión de práctica a la vez. Cada mañana hacía el compromiso conmigo misma de practicar ese día. Revisaba mi agenda para encontrar el momento. Cuando no podía practicar a la hora que había programado, lo hacía antes de irme a dormir. Algunas veces eso significaba practicar a medianoche. Si realmente no lograba practicar ese día, no ponía excusas, simplemente practicaba el día siguiente.

Solía decirme a mi misa: “Solo puedo practicar cuando todo está tranquilo y no me siento bajo presión”. Como eso era raramente el caso, era muy poco lo que practicaba. Finalmente me di cuenta que pensaba las cosas al revés: en vez de necesitar tranquilidad para hacer tai chi debía hacer tai chi para estar más tranquila. De esa manera hice otro compromiso: practicaría la forma una vez al día, sin importar lo que estuviera sucediendo, en mi vida, en la casa o donde sea.

Mantener ese compromiso fue el elemento más importante de mi práctica al principio. Era un recordatorio, una responsabilidad y una motivación que me llevaba una y otra vez a practicar, aun cuando aparecían buenas razones para estar haciendo otras actividades. Me dio el espacio necesario para pensar de manera diferente sobre lo que es la disciplina y la perseverancia.

La disciplina, llegué a comprender, no implicaba forzarme a mi misma a hacer algo, sino a continuar entrenando sin importar las dudas y los pensamientos negativos que aparecían en mi mente. Significa tomar conocimiento del diálogo interno, pero no tomarlo tan seriamente ni quedar paralizado por el mismo.

Perseverancia significa desarrollar un ritmo de práctica simple, regular, sin aditamentos innecesarios, en vez de un programa complejo difícil de seguir o recordar. Implica fijar prioridades con las que uno pueda cumplir.

Estos cambios en mis ideas sobre estos dos pilares de la práctica – disciplina y perseverancia – me ayudaron a mantenerme firme y continuar practicando, aun cuando parte de mi estuviera ya en la puerta deseando irse a otro lado debido a mi sensación de frustración. Lograba escuchar todo lo que surgía en mi mente, pero comprendí que también tenía la opción de actuar en función de esos pensamientos o seguir practicando.

Cuando los estudiantes preguntan a qué hora del día deberían practicar, respondo: “El mejor momento para practicar es cuando practicas”.  Es de mucha ayuda practicar siempre a la misma hora y establecer una rutina adecuada a uno mismo. Pero eso no debe ser un objetivo en si mismo. A veces, muchas cosas suceden y debemos practicar en otro momento del día o, más aun, no logramos practicar ese día. Cuando pensamos negativamente sobre ello y lo juzgamos en sobremanera, contaminamos nuestra actitud hacia la práctica. Terminamos no practicando nunca porque no logramos hacerlo de la manera que queremos. Si esa es tu realidad, obsérvala claramente por lo que es… y luego, practica.”

Extracto del libro: “Tai Chi as a Path of Wisdom” by Zen priest Linda Myoki Lehrhaupt – Shambala - 978-1570624452.