BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

23.2.11

Incomodidades

Cuando surge una incomodidad la mente tiene la intención de irse fuera presente. Un feo olor, una situación difícil, un recuerdo no grato, un dolor, una frustración… incomodidades diarias en la vida de las personas que llevan a que la mente se vaya del momento presente.

La postura es incomoda y a veces dolorosa, los minutos pasan lentos y aburridos, un montón de pensamientos y emociones aparecen en el cuerpo, a veces es imposible dejarlos pasar. Debemos concentrarnos pero no nos sale. A través de cualquier técnica de meditación (o disciplina meditativa) aprendemos a estar presentes en medio de incomodidades. Cuando lo hacemos en grupo, nos conectamos también con los olores y los ruidos de los cuerpos de las otras personas, entre otras cosas, y son incomodidades que a veces parece que estuvieran a propósito en contra nuestra.

¿Acaso en la vida no nos imponemos incomodidades a diario? Zapatos de taco alto, ropa ajustada, corbata. Madrugar o acostarse demasiado tarde. Comer mucho, comer poco. Cada uno sabe a la propia incomodidad a la que se somete. Si lo hacemos a diario, ¿por qué no utilizarlo como herramienta de aprendizaje? De esta manera, cuando mas incomodidades lleguen, estaremos preparados para mantenernos en el momento presente de manera tranquila, en medio de las mismas.

Las verdaderas incomodidades están dentro de nosotros. Son nuestros propios pensamientos. Son aquellos sentimientos a los que nos aferramos y que nos causan sufrimiento. Son esos recuerdos que no queremos recordar, son esas emociones que no queremos sentir.

Al sentarnos a meditar, observamos las incomodidades y nos damos cuenta que no todo es incomodidad, no todo es dolor en la postura. Hay todo un cuerpo y solo una pequeña área de dolor. Hay todo una vida y algunos recuerdos dolorosos (a veces muchos). Aprendemos a no focalizar la atención totalmente en la incomodidad. Si, ésta está allí pero hay algo más, no solo lo incómodo.

Las incomodidades que surgen en la meditación, sea el dolor en la postura, los pensamientos, los olores o los ruidos, existen justamente para que aprendamos a estar con ellas.

Medita haciéndote amigo de tu incomodidad, así siempre estarás cómodo en tu momento presente.

   










16.2.11

Como hacerse tiempo para practicar

Del libro “Tai Chi como camino de sabiduría”

“Una de las cosas más difíciles de la práctica es encontrar tiempo para realizarla de manera individual. Separar tiempo para uno mismo, aunque sean cinco minutos, suele ser una lucha. Esto lo sabemos por experiencia, ya que para nadie ha sido fácil, al principio, practicar solo en su casa.

Por muchos años [dice la autora del libro] pensé que era un problema de disciplina. Simplemente no lograba focalizar mis intenciones, me decía a mi misma. Con el pasar de los años me di cuenta que el conflicto en realidad era pasar tiempo conmigo misma. No tenía confianza en que pudiera practicar sola y lograr de esa manera, algo que valiera la pena. Asociaba a la práctica con progreso, pero aquello que lograba acumular de una práctica a otra, era muy poco. Entonces, en vez de arriesgarme a la decepción, prefería no practicar.

Aun así, el pensamiento sobre practicar seguía en mi mente y terminó convirtiéndose en una obsesión que no lograba satisfacer.

Aprendí entonces a trabajar comprometidamente con una sola sesión de práctica a la vez. Cada mañana hacía el compromiso conmigo misma de practicar ese día. Revisaba mi agenda para encontrar el momento. Cuando no podía practicar a la hora que había programado, lo hacía antes de irme a dormir. Algunas veces eso significaba practicar a medianoche. Si realmente no lograba practicar ese día, no ponía excusas, simplemente practicaba el día siguiente.

Solía decirme a mi misa: “Solo puedo practicar cuando todo está tranquilo y no me siento bajo presión”. Como eso era raramente el caso, era muy poco lo que practicaba. Finalmente me di cuenta que pensaba las cosas al revés: en vez de necesitar tranquilidad para hacer tai chi debía hacer tai chi para estar más tranquila. De esa manera hice otro compromiso: practicaría la forma una vez al día, sin importar lo que estuviera sucediendo, en mi vida, en la casa o donde sea.

Mantener ese compromiso fue el elemento más importante de mi práctica al principio. Era un recordatorio, una responsabilidad y una motivación que me llevaba una y otra vez a practicar, aun cuando aparecían buenas razones para estar haciendo otras actividades. Me dio el espacio necesario para pensar de manera diferente sobre lo que es la disciplina y la perseverancia.

La disciplina, llegué a comprender, no implicaba forzarme a mi misma a hacer algo, sino a continuar entrenando sin importar las dudas y los pensamientos negativos que aparecían en mi mente. Significa tomar conocimiento del diálogo interno, pero no tomarlo tan seriamente ni quedar paralizado por el mismo.

Perseverancia significa desarrollar un ritmo de práctica simple, regular, sin aditamentos innecesarios, en vez de un programa complejo difícil de seguir o recordar. Implica fijar prioridades con las que uno pueda cumplir.

Estos cambios en mis ideas sobre estos dos pilares de la práctica – disciplina y perseverancia – me ayudaron a mantenerme firme y continuar practicando, aun cuando parte de mi estuviera ya en la puerta deseando irse a otro lado debido a mi sensación de frustración. Lograba escuchar todo lo que surgía en mi mente, pero comprendí que también tenía la opción de actuar en función de esos pensamientos o seguir practicando.

Cuando los estudiantes preguntan a qué hora del día deberían practicar, respondo: “El mejor momento para practicar es cuando practicas”.  Es de mucha ayuda practicar siempre a la misma hora y establecer una rutina adecuada a uno mismo. Pero eso no debe ser un objetivo en si mismo. A veces, muchas cosas suceden y debemos practicar en otro momento del día o, más aun, no logramos practicar ese día. Cuando pensamos negativamente sobre ello y lo juzgamos en sobremanera, contaminamos nuestra actitud hacia la práctica. Terminamos no practicando nunca porque no logramos hacerlo de la manera que queremos. Si esa es tu realidad, obsérvala claramente por lo que es… y luego, practica.”

Extracto del libro: “Tai Chi as a Path of Wisdom” by Zen priest Linda Myoki Lehrhaupt – Shambala - 978-1570624452.



14.2.11

Simple. Simple. Simple.

Un sola pincelada. Simple.


Lo más simple es lo más fácil de hacer, y aun, lo más difícil. Lo simple no existiría sin lo difícil, por ello cada cosa, cada situación, es simple y difícil a la vez.

Cuando hacemos algo difícil, si no lo logramos, siempre tenemos la excusa de que era difícil. Era complejo de realizar o exigía demasiado de uno. Tantos factores intervienen… horarios, rutinas, concentración, disponibilidad, memoria, adaptación, hijos, parejas, padres, trabajo, escuela, el vecino… la resistencia misma a hacerlo.

Cuando hacemos algo fácil, no hay excusas posibles. Si fallamos nos encontramos con la plenitud de uno mismo: fracaso, frustración, indisciplina, negligencia, vagancia, inconstancia, dejadez… la desnudez completa del ser.

¿Qué es lo más simple de hacer? Nada. Hacer nada.

Hacer nada durante cinco minutos al día. Eso es, sentarse (puede ser de parado también), no moverse y solo hacer eso que no podemos dejar de hacer: respirar. Simple y bien difícil.

Aquello que sabes hacer, simplemente hazlo. Nos esperes a completar la forma del tai chi, practica la parte que sabes, el movimiento que conoces. Aquel movimiento de chi kung o de yoga que repites cada clase y te sabes bien de memoria, hazlo, un montón de veces. Es ese el que te va a ayudar, el que va a limpiar tu energía.

¿Qué es lo más simple de hacer? Practicar eso que aprendes. Si sabes que tienes una herramienta para estar mejor, ¿por qué no la usas? No esperes una señal, hazlo ahora.

¿Podemos comprometernos con lo simple? Es nuestra mente la que demanda complejidad, dificultad. Es la forma que tiene la mente de dilatar el encuentro. Ese encuentro con uno mismo que la deja desnuda. Es la constante forma de fracasar en una búsqueda en la que no se encuentra nada.

La mente nos dice todo el tiempo que uno solo no puede. Que es necesario pedir ayuda, abandonar, buscar excusas, apoyos, dificultades. Es más, nos pide que no se note. Oculta eso que no logras, tapa aquello que no te sale.

En esa búsqueda externa también hay fracaso y frustración. No hay respuestas. Todas esas sensaciones a las que tenemos miedo de enfrentarnos - fracaso, frustración, indisciplina, negligencia, vagancia, inconstancia, dejadez – ya están allí, solo que no estás dejando que se noten, que salgan a la luz.

Pero te cuento una cosa: uno solo SI puede. Hay un camino, hay herramientas y una certeza: cada uno de nosotros tiene la fortaleza necesaria, la potencialidad plena para hacer absolutamente todo. Todo!

Confía en lo que sabes, en aquello que aprendes, no le prestes atención a tu mente cuestionadora. Usa tus herramientas, cada día, cada momento. Deja todo de lado y practica.

Quédate con lo simple. Hazlo. Lógralo.




10.2.11

Empezando a caminar

Quiero agradecerles por la espera y el aguante que me hacen todos en mis siempre largas vacaciones. Como comentaba en el artículo anterior, este año iremos paso a paso, lentamente, atentos al camino.

Les cuento los dos primeros pasos que daremos...

● Oficialmente comenzamos las actividades el sábado 26 de febrero en el Parque de las Naciones con clase práctica a las 10 hs. y luego teórica.

● Extraoficialmente, desde el viernes 18 de febrero habrá clases de chi kung en mi casa – Bº Chateau – de 19.30 a 20.30 hs.

Este año, el costo de cada clase será de $12. Les ruego aportar el billete de $2 :)

Como estaremos armando grupos nuevos, les pido por favor que confirmen a que clases desean asistir, para así poder fijar las fechas de inicio aun pendientes.

Estos son los días y horarios de todas las clases que habrá disponibles:

PARQUE DE LAS NACIONES – Mariano Larra y Adolfo Orma
● Desde el sábado 26/2, sábados de tai chi y domingos de chi kung – 10 a 11 hs.
● Último sábado del mes: clase teórica gratuita de 11 a 12 hs. La primera es el 26/2 - 11hs.

Bº CHATEAU CARRERAS
● Desde el viernes 18/2, viernes de chi kung – 19.30 a 20.30 hs.
● Desde marzo, miércoles de tai chi – 19.30 a 20.30 hs. Confirmar asistencia!
● Primer lunes de cada mes: clase de meditación – 19.30 a 20.30 hs. La primera es el 7/3.

PARQUE LAS HERAS – Monumento a Carlos Gardel
● Desde marzo, jueves de tai chi chi kung – 14.30 a 15.30 hs. Confirmar asistencia!

PARQUE SARMIENTO – Paseo del Bicentenario
Desde marzo, viernes de tai chi chi kung – 8.30 a 9.30 hs. Confirmar asistencia!

Cualquier consulta, estoy a su disposición: solicita más información aquí...
Los espero! Gracias.




8.2.11

Pequeños Pasos

Es difícil, después de más de una semana de dejar pasar todos mis pensamientos, tratar ahora de agarrar uno y plasmarlo en palabras. Tantas cosas para decir sobre mi experiencia en la Sesshin de Verano (retiro de meditación zen) y a la vez ninguna necesidad de decir nada. Idea por idea, párrafo por párrafo, en las próximas semanas irán apareciendo las palabras, sin esfuerzo.

Me pregunté una mañana por qué la diferencia. Entre mi cabaña y el dojo había unos 150 metros en subida que caminaba varias veces al día. Subía apurada y ansiosa y llegaba agitada. Una tarde salimos en el “kinhin” (caminata del zen) afuera y recorrimos este mismo camino, desde el dojo a la cabaña y regresamos. Al llegar al dojo me di cuenta que no estaba agitada ni cansada.

La forma de caminar del zen, muy similar a la del tai chi, es con pasos cortos, lentos, observando la tierra y respirando en cada paso. No hay apuro por llegar a ningún lado, puesto que la concentración está en el camino, en el paso a dar. Nada hay al final, así que no tienes expectativas. No hay ningún esfuerzo, simplemente tu cuerpo espera el siguiente paso. Si tu mente está con tu cuerpo, nada hay que pensar.


En la vida, muchas veces, nuestros pasos son más largos de lo que podemos realmente realizar. La respiración se agita, estamos ansiosos por llegar ¿a dónde? Observamos el objetivo, allá lejos, y tropezamos con cada obstáculo en el camino. Nos esforzamos porque continuamente la sociedad (¿o la mente?) nos dice que debemos poder más y que podemos llegar más lejos aún.

Que diferente sería nuestra vida si esta fuera una caminata zen. Pasos cortos, observando eso mismo, respirando, sintiendo. Adelante está el destino, llegará en su debido momento.

Y aquí estoy, dando un solo paso.

Esto nos permite equivocarnos sin consecuencias. Si los pasos son cortos y conscientes, es posible corregirlos si se han dado mal. No apurarse por el siguiente, ese ya llegará. Lo que importa es este paso, este momento.

Cuando estamos cansados, agotados de la vida y de lo que nos sucede, debemos preguntarnos si no estamos caminado demasiado rápido, demasiado ansiosos, demasiado concentrados en el objetivo. Así será necesario frenar y sentarse para recuperarse, a veces llevando esto más tiempo del que hubiera llevado caminar lentamente todo el rato.

Nada más bello que caminar sin esfuerzo. Nada mas bello que vivir sin esfuerzo, haciendo solo lo que hay que hacer en cada momento, sin resistirse a la velocidad que nos pide el universo, a veces lenta, a veces más rápida.

Este año será un año de kinhin para mí. Habrá incertidumbre, solo conoceré el mismo paso que esté dando, todos los demás serán una incógnita, una sorpresa. Necesitaré paciencia, ustedes también. Cada cosa que necesitemos, llegará, confío en eso, pero no apuraré nada. Necesitaré concentración, para no dejarme tironear por los apuros de otros, por las reacciones de mi mente y así me mantendré en foco: pasos cortos, respiración, momento presente.

Todos los que quieran caminar conmigo, serán bienvenidos.
Empezamos.