BUSCAR EN TAI CHI DEL PARQUE

28.1.11

¿Puedes no hacer nada por 2 minutos?

Estimados, me voy a la Sesshin de Verano con el Maestro Zen Daniel Terragno, linaje de la Sangha Diamante, organizado por el Grupo Zen Viento del Sur. Retomaré mis actividades luego del 7 de febrero.

Les dejo, para que ustedes también puedan experimentar la atención plena en el momento presente, esta página que muestro abajo llamada ¿Puedes no hacer nada por 2 minutos?

Simplemente hay que hacer clic sobre la imagen para ingresar a la página, que cuenta los 2 minutos en los que hay que mantenerse quieto sin hacer nada. Si mueves el mouse, fallarás!

Cada vez que necesiten unos momentos de calma, pueden ingresar a esta página.

Click sobre la imagen para entrar a la página...

“¿Qué sucede cuando entramos en esta experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo interno se vuelve todavía más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que llegan a la desesperación total el primer o el segundo día que se consagran a guardar silencio durante un período prolongado.

Súbitamente los invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir si el yo – el espíritu, el que decide - no desea hablar, y punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.” Deepra Choppra.






24.1.11

Practicando tai chi con atención plena

Del libro “Tai Chi como camino de sabiduría”

La técnica de meditación de atención plena (mindfulness meditation) es una práctica budista que permite calmar y centrar la mente. Al practicar la atención plena aprendemos a observar nuestra mente con cierto desapego. No es un distanciamiento frío sino un deseo de dejar que todo surja y de estar presente, sin quedar atrapados en los pensamientos ni tampoco tratando de suprimirlos.

La atención plena es algo que se practica, se ejercita, porque las cualidades de estar despierto y de estar atento que la caracterizan, necesitan desarrollarse y entrenarse. Nuestras mentes están tan llenas de diálogos internos, tan ocupadas planificando, recordando, analizando, culpando o explicando, que raramente logramos este deseado y tranquilo estado mental de estar atentos al momento presente.

A medida que continuamos practicando llegamos a experimentar momentos en los que el ciclo de pensamiento habitual se interrumpe y nos encontramos frescos, vivos y completamente presentes en el ahora. Cada uno conoce esos momentos: puede ser mirando las palomas volar sobre la plaza u observando los esfuerzos de un niño por construir castillos de arena sin que se los lleven las olas.

La atención plena se trata de estar completamente despiertos en nuestras vidas. Experimentar cada momento en su total vitalidad, en su total realidad, con las satisfacciones y lamentos que traiga, exactamente como es. Cuando nos situamos en el momento, tenemos la posibilidad de estar en nuestro propio cuerpo, sin pelear, rechazar o discutir con uno mismo. Aprendemos a recibir y dar con confianza, equilibrio y de manera saludable. A medida que experimentamos el camino de la atención plena nos conectamos con la capacidad de movilizar los propios recursos para sobrellevar las situaciones, madurar y sanar.

Una manera de comenzar con la práctica de la atención plena es a través de la respiración. Primero, dirigimos nuestra atención al labio superior, a la punta de la nariz o al abdomen. Al respirar, prestamos atención a las sensaciones físicas que surgen con el movimiento de la respiración. Sentimos el aire pasar por sobre el labio superior o saliendo de las fosas nasales. Si estamos prestando atención al abdomen, buscamos sentir como se expande y se contrae el mismo. El objetivo no es controlar la respiración sino, sentir el cuerpo mientras el mismo se mueve.

Al profundizar más en la práctica es posible observar finamente las cualidades de la respiración: larga, corta, caliente, fría, entrecortada, fina, etc. Al utilizar la respiración como anclaje al momento presente es posible alcanzar cada vez niveles más sutiles en la naturaleza de la respiración y también de uno mismo.

Aplicar estas lecciones sobre la atención plena a la práctica del tai chi es realmente descubrir el corazón del tai chi como meditación en movimiento. El tai chi puede ser una práctica de atención plena, cambiando la atención en la respiración por la atención en el movimiento. Prestar atención a las sensaciones que surgen en el cuerpo al realizar la Forma es practicar la atención plena. Por ejemplo, comenzar sintiendo los pies al cambiar el peso del cuerpo de uno a otro, sintiendo como cada parte de la planta del pie va tocando el piso al dar el paso. Otras veces se puede sentir la espalda, registrándola en su completa expansión, en vez de de focalizar en la parte frontal del cuerpo como usualmente hacemos.


Prestar atención a nuestras sensaciones nos mantiene atentos al momento presente. Estar completamente presentes en cada movimiento de la Forma también nos ayuda a soltar la necesidad de apurarnos hacia el siguiente movimiento, como muchas veces sucede.

Lleva tiempo aprender a poner los frenos para quedarnos en el momento presente. Pero con la práctica, logramos conseguir una actitud más relajada respecto a la ejecución de la Forma y a todo en general. En vez de obsesionarnos por completar el aprendizaje de la Forma y dominarla, surge la curiosidad de descubrir cada movimiento otra vez y otra vez.


Extracto del libro: “Tai Chi as a Path of Wisdom” by Zen priest Linda Myoki Lehrhaupt – Shambala - 978-1570624452.

19.1.11

Pensamientos y emociones son objetos de la mente

Los pensamientos surgen constantemente de la mente, es la naturaleza de ésta pensar. Todos los productos que la mente puede elaborar son pensamientos: ideas, imaginación, cálculos, creaciones, racionalizaciones, proyecciones, recuerdos, etc. Los pensamientos son nuestra interpretación de la realidad.

Las emociones surgen de la otra mente, la emocional o de fuego según la filosofía china. Son nuestra respuesta natural a las situaciones que vivimos y nos sirven para establecer posición respecto a las demás personas y cosas. Nos llevan a la acción: si estamos tristes, lloramos, si estamos enojados, gritamos, si nos gusta, nos acercamos, si es feo, nos alejamos. Muchas veces, nos arrepentimos de estas acciones.

Pensamientos y emociones están muy relacionados. Sucede algo que en nuestra mente se convierte en un pensamiento determinado y respondemos a esa realidad con una emoción que nos lleva a accionar de una determinada manera. Cuando este proceso se da de manera inconsciente, tenemos una reacción, en pos de la propia supervivencia.

El instinto de preservación es natural e innato. Las personas no solo intentamos auto-preservarnos físicamente sino también emocionalmente. Pero sobre todo, cuando hablamos de supervivencia hoy en día, lo que queremos las personas es que sobreviva nuestro ego.

“Camino por la calle y escucho un perro que me ladra, lo veo y pienso que realmente es grande y amenazador. Me asusto y salgo corriendo.” Es un pensamiento sobre una realidad que interpreto, siento una emoción como respuesta a esa situación y reacciono corriendo.

Puede ser que el perro sea bueno y no me fuera a morder, pero de todos modos es una reacción adecuada ante la propia percepción de la realidad. Pensamientos y emociones al servicio de la supervivencia de la persona.

“Conduzco el auto a una determinada velocidad. Un auto atrás mío me hace luces y toca bocina. Quiere pasar porque va más rápido. Eso me molesta y no lo dejo pasar.” Surge un pensamiento sobre la situación: “me quiere ganar”. Siento una emoción, “molestia” y reacciono bloqueándole el paso. Pensamientos y emociones al servicio de la supervivencia del ego: yo tengo razón, mi forma de conducir es la correcta.

Probablemente, un rato después, uno recapacita y piensa que tonto fue al reaccionar de esa manera.

Si pudiéramos, en ese mismo momento previo a la reacción, observar el pensamiento que surge y la emoción de respuesta, antes de llegar a la acción, tal vez frenaríamos el proceso evitando la reacción.

En meditación intentamos eso mismo: observar la mente y sus creaciones, sin juzgarlas y sin ser poseídos por las mismas. Los pensamientos son objetos que así como surgen, también desaparecen, por ello luego de las reacciones inconscientes, recapacitamos y pensamos distinto.

Las emociones que surgen también son productos de este proceso y no debemos rechazarlas pero tampoco dejar que nos dominen.

Por ello, cuando surge un pensamiento debemos observarlo como si tuviéramos un objeto en la mano y tener en cuenta su grado de impermanencia. Probablemente desaparezca luego de un rato. Pero si se queda lo suficiente como para que surja una emoción debemos observar esa emoción, como otro objeto en la otra mano y simplemente esperar. Si esta emoción crece, esperar aun más, conscientes del proceso, sintiendo la respiración, poniendo la atención en el dantien y sabiendo que uno NO es la emoción misma y tampoco es el pensamiento. De esa manera logramos que no nos domine.


La mayoría de las veces, cuando uno se da cuenta de que está metido en este proceso de pensamientos - emociones, lo mejor es no hacer nada, sino esperar. A veces la espera será corta, otras veces será muy larga. Lo importante es no actuar desde la reacción porque esa acción estará condicionada por los objetos de la mente y probablemente nos llevará por un camino no deseado.

La acción válida es la que surge del silencio. Luego de esperar, una vez que pensamientos y emociones se han ido, en el mínimo silencio de la mente, surge la respuesta y esa es la acción que hay que llevar a cabo.



17.1.11

Equilibrio Mental – Emocional

Dentro del marco de la filosofía china, las personas tenemos dos mentes: una mente de agua, que se relaciona el pensamiento intelectual y racional; y una mente de fuego que se relaciona con el pensamiento emocional. El equilibrio entre ambas es lo que hace que seamos más objetivos y tomemos decisiones sabias.

La mente de fuego se relaciona con el dantien medio y el fuego del corazón. Es de características yang y expresa los sentimientos, las emociones y los deseos. Percibe lo que sucede en el interior de uno y también en el exterior. Es una mente excitable y a veces confusa. Su función es calentar y por ello perturba el intelecto. Es como un mono que salta de rama en rama sin parar, deseando una cosa, deseando otra, siempre inquieto.

La mente de agua se relaciona con el dantien inferior y el agua de los riñones. Es de características yin. Representa el criterio racional y lógico, toma control de las situaciones y de lo percibido. Es una mente clara, tranquila y despejada. Su función es enfriar, por ello calma las emociones. Es como un caballo, fuerte y útil, pero que necesita adiestramiento.

El proceso por el cual utilizamos la mente de agua para regular a la mente de fuego, o sea, llegamos al equilibrio mental emocional, se llama “atrapar al mono y domar al caballo”. Al mono (mente de fuego) debemos sujetarlo a una cuerda y adiestrarlo, para que permanezca bajo control aun siendo emocional y excitable. Al caballo (mente de agua) debemos domarlo y ensillarlo para que esté tranquilo y relajado y de esa manera se mantenga en el camino.

En primer lugar es necesario concentrar la respiración y la energía en el dantien inferior para lograr tranquilidad y equilibrio. Focalizando la atención en este punto, uno logra saber lo que quiere. En segundo lugar, observando y aceptando lo que sucede en el cuerpo, uno logra la paz mental, la relajación emocional y física.

Claridad y calma surgen de este proceso. La claridad del agua tranquila que permite que la mente se concentre y defina su intención. La calma del fuego controlado, por ejemplo de un hogar a leña, que es la fluidez continúa de la energía. De esta manera es posible utilizar la intención para guiar la energía. Y es en este equilibrio en el que uno se vuelve objetivo y sabio respecto a su propia vida.

                  

Pero cuando estos elementos se encuentran en desequilibrio, una de las dos mentes prevalece afectando la conducta.

Si el agua es muy fría, apaga el fuego del corazón y el pensamiento se vuelve calculador, excesivamente planificador y obsesivo. No hay espontaneidad en los actos, surge la rigidez, el miedo y se pierde la capacidad de reacción. Uno se congela.

Si el fuego es muy abrasador, hierve el agua y de esa manera surge la euforia, uno se vuelve imprevisible, no piensa en las consecuencias. Se reacciona ante todo, se es imprudente y temerario. No hay reflexión. El fuego lo consume.

Para cuidar la energía de la mente de agua hay que cuidar la energía ancestral que reside en los riñones y la sexualidad. Incorporar constantemente energía de agua a través de la respiración abdominal, el enraizamiento y el pensamiento focalizado en el dantien inferior.

Para cuidad la energía de la mente de fuego hay que cuidar la calidad de energía de fuego que ingresa al cuerpo a través de la respiración y la alimentación. Comer sano, evitar la respiración toráxica, las adicciones (cigarrillo, alcohol, etc.) y el estrés.



Bibliografía: "La Raíz del Chi Kung Chino" de Yang Jwing  Ming - Editorial Sirio – ISBN 9788478083930

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

6.1.11

El refugio dentro de uno

Dijo Buda: “El hombre busca refugio en los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allí donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos lo acompañarán.”

En esta época del año, todos solemos escapar. Escapar hacia el refugio que nos hará olvidar el año anterior. Lo bueno, lo malo, todo eso agobia. Buscamos el lugar donde lo agobiante no estará presente. Para algunos será en la playa, para otros será lejos de casa, algunos esforzarán su cuerpo haciendo deportes, escalando montañas. Otros, solo querrán sentarse a contemplar el agua con una margarita en la mano.

Pero tal como dijo Buda, todos eso lugares no aportan calma, si la calma no está ya dentro de uno.

A través de la meditación, del tai chi, el chi kung o la disciplina que cada uno practique, llegamos a este lugar interno de calma, de vacaciones. Cuando dejamos pasar los pensamientos, soltamos las emociones que nos pesan, sin juzgarlas y nos focalizamos en el momento presente, accedemos al refugio que se encuentra dentro de cada uno.

Ese refugio es inalcanzable si el continuo de pensamientos no cesa. Es inalcanzable si nos aferramos a las emociones y las catalogamos en buenas o malas, lindas o feas, provechosas o destructivas. Es inalcanzable si rechazamos las situaciones que nos toca vivir. Es inalcanzable si nuestra mente está en el pasado, aunque sea pensando en el día anterior, o en el futuro, pensando en el día siguiente.

En donde estemos, sea en la playa, en la montaña o en el patio de casa en estas vacaciones, no habrá calma. Pero en donde estemos, puede haber calma, si en vez de huir hacia afuera lejos, entramos lentamente al refugio dentro de nosotros.

Estas vacaciones no nos aferremos a un ideal. No hace falta ir lejos, no hace falta hacer mucho, no hace falta ver a mucha gente. Para descansar, sentir la calma y disfrutar las vacaciones hay que practicar hasta entrar al refugio interno y quedarse con uno mismo.


FELICIDADES!

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

Más Actividades

Para que todos estén al tanto de todas las actividades que realizamos en Tai Chi del Parque, además de las clases habituales en los parques, las he publicado en esta página. Si desean consultar sobre las mismas, allí mismo está el link para hacerlo. Gracias!


Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.