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27.10.10

Beneficios del tai chi para niños

Son cada vez más los padres que buscan alternativas para sus hijos. El tai chi, el yoga, el Reiki, la música, la expresión corporal, la pintura y tantas otras disciplinas se presentan hoy día como alternativas a las actividades extra-escolares habituales (deportes e idiomas).

En China, los niños practican tai chi desde edades muy tempranas, pero ello no quiere decir que lo mismo sea posible para nuestros hijos occidentales. El tai chi en China forma parte de su cultura y los niños traen ya en sus genes el entrenamiento, la flexibilidad necesaria y la memoria para la práctica de esta disciplina. Nuestros hijos (en Argentina) conocen desde pequeños el mate y el fútbol, por lo tanto no supongamos como padres que un niño tendrá automáticamente la templanza y la paciencia de un niño chino, necesarias para la práctica de tai chi.

Como ya he explicado anteriormente, el tai chi es un arte marcial (ver artículo “¿Qué es el tai chi?) que moviliza la energía interna del cuerpo, con lo cual, a través de la práctica también es posible mejorar la salud física, mental y emocional.

Desde el punto de vista marcial del tai chi, ¿qué puede hacer esta disciplina por un niño? Como cualquier arte marcial bien enseñada, el tai chi ayudará al niño a:

Focalizar su mente y su intención: cuando se aprende a golpear se está aprendiendo a focalizar y a dirigir la mente a un lugar específico. Esta capacidad desarrollada se lleva fácilmente a otros ámbitos como la escuela y los estudios.

Desarrollar la atención interna y respecto a lo que sucede alrededor: cuando se aprende combate se está aprendiendo a percibir lo que está alrededor y al mismo tiempo lo que sucede en el interior. Los niños de esta manera aprenden a percibir sus emociones y pensamientos mas claramente y las características de las situaciones en las que se ven participes.

Controlar los impulsos y actuar desde la calma: uno de los principios del tai chi es ceder y luego atacar, siempre desde el centro de uno. Con la práctica disminuye notablemente lo impulsivo de la persona, priorizando siempre mantenerse en eje, no importa lo que suceda alrededor. De esta manera toda acción que se lleve a cabo surge desde la armonía interna.

Desde el punto de vista terapéutico del tai chi, o sea de los beneficios que brinda para mejorar la salud física, mental y emocional, permitirá en los niños:

Mejorar el sistema inmune en general: está comprobado que la práctica de tai chi mejora las defensas del cuerpo. Esto se debe a que la energía que protege el cuerpo se potencia y tonifica con la práctica de esta disciplina y así al cuerpo no ingresan ni virus ni bacterias que lo enfermen.

Calmar la mente y conectarse con la tierra: a través de la respiración abdominal con la que se practica el tai chi y los movimientos mismos de la disciplina, la mente se tranquiliza y se aprende a concentrar el pensamiento en lo que se está haciendo en cada momento. Al conectar el cuerpo con la tierra que lo sostiene, los pensamientos densos se sueltan y la mente deja de divagar en el pasado, el futuro o en la fantasía.

Equilibrar las emociones y encontrar la armonía interna: los movimientos llevan a que la energía interna del cuerpo circule eficientemente. Esta energía se estanca y genera bloqueos y tensiones cuando las emociones nos superan. A los niños les sucede lo mismo. Cuando estos bloqueos persisten, surgen desequilibrios emocionales, dolencias físicas y enfermedades. El tai chi permite limpiar los bloqueos y reestablecer la circulación de la energía logrando que el niño se sienta equilibrado y en armonía.

La práctica de tai chi no se debe apurar. La simple perseverancia y continuidad en la misma trae aparejado los beneficios arriba explicados. No esperemos que el niño se “tranquilice” o mejore su rendimiento en la escuela luego de un par de clases. La práctica de tai chi lleva a cambios profundos, lentos, paulatinos pero duraderos y los niños se pueden ver muy beneficiados por la misma, si los acompaña la paciencia de los padres.


Más información sobre este tema: ver artículo anterior “Tai Chi para niños = Tai Chi para padres”.


Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

25.10.10

Tai Chi para niños = Tai Chi para padres

Las consultas sobre tai chi para niños me llegan todo el tiempo. Muchas veces los padres que consultan no saben lo que es el tai chi y nunca han practicado y plantean necesidades como “que su hijo se tranquilice” o “que no sea tan impulsivo”, entre otras. Mi reflexión en estos casos siempre se orienta a cómo lograr que un niño cambie una conducta o incorpore un hábito si el padre no lo acompaña en el proceso (y cambia también).

 "El último guerrero del aire"

El tai chi puede ayudar a los niños si estos encuentran, primero, un profesor creativo que sepa dar una clase para niños (no nos enseñan eso en ningún instructorado!) y segundo, sus padres lo acompañan, no a la clase necesariamente sino en el proceso de cambio, lo respetan y le tienen paciencia.

Dentro de los beneficios que puede traer la práctica en los niños se encuentran focalizar la mente, desarrollar la atención interna, mejorar la percepción a través de los sentidos, controlar las acciones impulsivas, no reaccionar descontroladamente, actuar desde la calma, ser más objetivos, calmar la mente y los pensamientos, equilibrar las emociones, sentirse en armonía y mejorar la salud a nivel físico, entre otros.

¿Qué padre, hoy día, no necesita exactamente las mismas cosas? Asumir que nuestros hijos son impulsivos simplemente porque sí o que se distraen fácilmente o se aburren en la escuela por causas desconocidas, es mucho mas simple que asumir que nosotros también actuamos de esa manera y nuestros hijos sencillamente nos imitan consciente o inconscientemente.

Son muchas ya las corrientes psicológicas que hoy día respaldan el hecho de que si los padres cambian, los niños cambian, y que por ello los que deben pasar por el consultorio del psicólogo, o en este caso por la clase de tai chi, son los padres más que los hijos.

En el próximo artículo explicaré en detalle los beneficios del tai chi para niños, y mientras tanto los dejo reflexionado al respecto. ¿Quién necesita tai chi, su hijo o usted?

21.10.10

Mente y Consciencia, un cuento para niños

Mente es una niña que vive cerca de mi casa. Es chiquita pero tiene mucha fuerza y además es muy traviesa. Algunos de mis vecinos creen que es mala porque siempre nos propone hacer alguna travesura, además es malhumorada y enojona, aunque otras veces anda muy contenta.

Una mañana, antes de ir al colegio, Mente pasó por mi casa y nos fuimos juntas caminando despacito porque era temprano. Ni bien llegamos a la esquina Mente ya estaba de mal humor porque hacía calor. Se quejaba del sol y se quejaba del aire. Yo no pensaba que hiciera tanto calor, pero Mente me lo repitió tantas veces que al final me convenció y empecé a quejarme con ella: - ¡Qué calor! - decíamos juntas.

Cruzamos la calle y a Mente salió corriendo. Me gritó ya de lejos: - ¡Alcánzame! Y yo corrí tras ella tan rápido y tan descuidadamente que me tropecé y al caer me raspé todas las rodillas. Llegué dolorida a la escuela, caminando como podía. La seño me limpió y me curó. Me senté en mi banco dispuesta a pasar el día tranquila ya que no iba a poder jugar mucho en los recreos.

En el primer recreo, Mente vino a charlar conmigo. Yo estaba sentadita en un banco del patio y me dijo:
– ¿Estás aburrida, no?
– No – dije yo.
– Yo creo que si, porque no podes hacer nada – me dijo Mente – aburrida, aburrida, ¡aburrida! – me canturreó y se fue. Me quedé pensando que ahora estaba aburrida.

En el segundo recreo, Mente jugaba con nuestras amigas del colegio y me sacaba la lengua de lejos. Me hizo enojar. Yo también quería jugar.

En el último recreo, mis rodillas ya no me dolían tanto y en vez de quedarme sentada, yo también me puse a jugar con mis compañeras. Pero a Mente se le ocurrió jugar una carrera y yo no quería correr, porque tenía miedo de caerme nuevamente. Me quedé parada en medio del patio viendo como todas corrían alejándose de mi y empecé a llorar muy enojada.

Cuando mis compañeras volvieron le dije: – ¡Ustedes son malas! ¿No se dan cuenta que yo no puedo correr?
Y me fui enojada corriendo al aula. Mis compañeras quedaron asombradas.

Al final del día volví caminando sola a mi casa.
– ¿Qué te pasó? Me preguntó mi mamá cuando me vio lastimada y triste.
– Me caí – dije y le conté todo lo que me había pasado ese día.
Después que mi mamá me consoló un rato le dije, reflexiva: – Yo creo que Mente me trae mala suerte.
– ¿Por qué? – Preguntó mi mamá.
– Por qué me hace hacer cosas que yo no quiero hacer y son cosas malas y feas.
– No tienes porque hacerle caso a Mente, puedes ignorar lo que ella te dice y hacer lo que tu sientas – me explicó mi mamá.

Me quedé pensando en cómo lograr ignorar a Mente y no hacerle caso. Ella y yo somos y siempre fuimos buenas amigas, hace mucho tiempo que estamos juntas y es difícil para mi prescindir de ella. La extraño cuando no está.

Esa noche, antes de dormir, le pregunté entonces a mi mamá sobre este dilema.
– Mente es una buena niña, – me dijo – muchas veces hace cosas muy buenas, te ayuda en las tareas y al estudiar matemáticas, pero otras veces Mente es muy traviesa y sobre todo, es muy olvidadiza. Ella nunca se acuerda de lo que está mal, entonces lo hace una y otra vez. Aunque le digas que está mal, al rato se olvida y vuelve a repetirlo. Para Mente es muy difícil cambiar y hacer cosas buenas, porque siempre, siempre, ¡se olvida de todo!

Lo que decía mi mamá era verdad. Mente era muy olvidadiza.
Entonces mi mamá me sugirió hablar con la hermana de Mente, que es más grande que nosotras, para pedirle que la ayude a recordar algunas cosas y así pueda ser más buena. Así que la mañana siguiente me fui a ver a Consciencia, que vive con Mente y su familia a la vuelta de mi casa.

– ¡Hola! ¿Está Consciencia? – le pregunté a la mamá de Mente cuando llegué.
– Si, pero está durmiendo. Consciencia es muy dormilona – me dijo la madre.
– ¿La puedo despertar? – pregunté.
– Si – dijo la madre mientras yo entraba a la casa y me dirigía a la habitación de Consciencia.

– ¿Consciencia? ¿Consciencia estás despierta? – pregunté a media voz.
– ¿Mmmm? ¿Quién es? – me respondió aun dormida.
– Soy la amiga de Mente y necesito tu ayuda – le dije.
Me miró dormida con los pelos desordenados y me invitó a sentarme en la cama. – ¿Qué hizo Mente ahora? Y le conté todo lo que había pasado el día anterior.
– ¿Me puedes ayudar? – le pregunté al final.
–  Si – me dijo – pero yo soy muy dormilona y la mayoría de las veces que Mente hace travesuras yo estoy durmiendo. Si logras despertarme cada vez que Mente hace algo malo yo hablaré con ella para que recuerde lo correcto.

Me quedé pensando…
–  ¿¡Cómo podría despertar a Consciencia cada vez que Mente meta la pata!? ¡Y tuve una fantástica idea!
– ¿Tienes teléfono celular? – le pregunté.
–  Si, dijo ella.
– ¿Me das el número? Te llamaré para despertarte. Y agendé el número en mi celular y escribí en la palma de mi mano lo siguiente:

“LLAMAR A CONSCIENCIA CUANDO MENTE HACE TRAVESURAS”

Desde entonces, Mente y yo somos nos llevamos muy bien. Consciencia siempre está presente, cada vez ¡mas despierta!



Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.
En colaboración con mi hija Lourdes de 9 años que me preguntó simplemente: “¿Quién es esa personita que está en mi cabeza que me hace hacer cosas que no quiero?” y además ilustró el cuento.



18.10.10

De la teoría a la práctica

Muchas son las cosas que vamos aprendiendo en la vida. Leemos libros, vamos a conferencias, hacemos cursos, vemos videos e incursionamos en distintas disciplinas. ¿Cuánto de todo eso que nos interesa y nos parece válido de hacer, realmente llevamos a la práctica? No me incomoda decir que muy, muy poquito.

Supongamos que fuimos a una conferencia, seminario o taller sobre un tema de interés personal. Nos entusiasma el tema, la persona que habla nos parece fantástica, lo que explica es real y pragmático, salimos con una visión renovada sintiendo que encontramos la clave para mejorar nuestra vida. Al día siguiente, cuando el trajín del día a día nos lleva por delante nos olvidamos de todo y nuestra vida no cambió en nada. Queda solamente un ideal, que no pudimos cumplir con la creencia de que será algo que otros podrán hacer pero no uno.

¿Cómo pasar de la teoría a la práctica? ¿Cómo acordarse en el momento justo de actuar de una nueva manera? Creo que el primer paso es no intentar hacer un cambio tan radical. Es imposible de repente hacer todo distinto.

Sería interesante tomar solo un concepto que creamos importante e intentar llevar a la práctica solo ese, ya que es más fácil recordar una sola cosa pequeña que muchas cosas que en conjunto hacen algo muy grande.

Este concepto, idea o pequeño cambio que nos gustaría poder llevar a cabo se debe convertir en nuestra esencia. Debemos tratar de tenerlo presente todo el tiempo, así cuando sea necesario ponerlo en práctica estará en nuestra mente y nos será posible utilizarlo. Para ello podemos recurrir a ciertas ayudas, ya que no podemos confiar solamente en nuestra mente. Una forma es escribir el concepto o idea en papelitos y ubicarlos en lugares estratégicos donde sea inevitable leerlos: en el espejo del baño, en la cocina, en la computadora, etc. Otra forma es programar un recordatorio en el celular, en la agenda o en el mail. Asi el concepto o idea está siempre rondándonos y cuando surja el momento, nos acordaremos de ponerlo en práctica, simplemente porque estará allí frente a nuestros ojos.

Lo mismo sucede con la práctica del tai chi o cualquier otra disciplina similar. Los practicantes intentan replicar la clase semanal de una hora, en la práctica diaria en su casa. Esto es no solo imposible sino que no aporta ningún beneficio porque se termina forzando la mente y la memoria en vez sentir la energía e interiorizar el movimiento.

Así como deberíamos focalizar en un solo concepto para realizar un pequeño cambio, sería útil también focalizar solo en uno o dos movimientos de tai chi para llevarlos a la práctica personal. Realmente no importa cuales, sino que sean aquellos con los que cada uno se siente cómodo y ha ya logrado memorizar por completo. De esta manera se podrán practicar individualmente sin la necesidad de tener al instructor delante y con la plena concentración en la respiración y el movimiento energético.

Los beneficios de ese pequeño pero profundo momento de práctica serán muy grandes. Aparecerá la sensación vigorizante de haber realmente puesto algo que deseábamos en práctica, de haber logrado un cambio, que aunque pequeño, será el primero de una larga cadena.

Dando solo un pequeño paso, del tamaño que cada uno lo pueda dar, la práctica será siempre 100% satisfactoria. Si intentamos, de la nada, saltar una gran distancia, siempre será frustrante porque es un objetivo prácticamente imposible de lograr.

A medida que logramos poner en práctica una idea o concepto, la afianzamos en nuestra consciencia, y luego podemos intentar otra y otra, siempre de a pequeños pasos. A medida que logramos practicar un movimiento de tai chi sin necesidad de seguir el instructor, podemos intentar sumar más movimientos a la práctica personal.

Comprendiendo que lo más importante no es el concepto o el movimiento, sino la consciencia y la atención que ponemos en la práctica, veremos que es necesario implementar muy pocos conceptos o practicar unos pocos movimientos para que nuestro bienestar sea mayor y nuestra vida realmente cambie.

Ahora, de la teoría a la práctica: elige una sola cosa importante de este artículo y ponla en práctica!




14.10.10

Lo nuevo del Blog

Bienvenidos a la nueva página! En ese nuevo diseño encontrarán cambios y cosas nuevas.

» En primer lugar nuevos colores, nuevo formato y nueva distribución.

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La taza está vacía

De regreso con una taza vacía y una nueva página, el blog que estará siempre en el aquí y ahora, por eso ha desaparecido la larga lista de artículos archivados y solo es posible acceder fácilmente a lo último.

Hoy lee lo de hoy, mañana lo de mañana. Todo lo anterior no es hoy y no existe. La taza así siempre vacía. Si quieres el pasado, busca y encuentra lo que necesites para cada momento presente. Pero cada vez que ingreses a esta página solo verás el hoy.

Gracias por volver a leer!

6.10.10

Actividades de Octubre



Clases semanales
Miércoles 14.30 hs. – Parque Las Heras.
Sábados y domingos 10.00 hs. – Parque de las Naciones.

Costo por clase $10.

Reiki: viernes de 9 a 14 hs en el centro de Córdoba.

Sábado 30 de Octubre – Salida de Campo a La Estancita
Práctica de día completo de tai chi y chi kung.
Es necesario confirmar asistencia previamente.

Para más información, contácteme haciendo click aquí.
Los espero!