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31.3.10

Tradiciones y costumbres

Muchas cosas en el mundo no son tan extrañas como creemos. Las costumbres y las tradiciones de otras culturas pueden parecer chocantes al principio, pero cuando los pueblos de otras culturas miran las nuestras, probablemente tienen la misma reacción inicial.

Para Lie Tse (sabio taoísta), incluso los sucesos más extraños no son anómalos, porque todas las cosas siguen el orden natural del universo. Las personas pueden adquirir habilidades increíbles y realizar hazañas inverosímiles porque entienden como funcionan las cosas.

La clave para entender el orden natural de las cosas es disolver las barreras entre el sujeto y el objeto, el conocedor y lo conocido, el que ve y lo visto. Tanto si se está aprendiendo a tirar al arco, como a pescar, a conducir, a cantar, a elaborar un objeto de artesanía, a tocar un instrumento musical o a comunicar con un amigo, el nivel más elevado de realización solo puede ser alcanzado cuando se disuelven las dualidades y nada nos separa de las cosas y de las personas.

Del libro ““Lie-Tse: una guía taoísta sobre el arte de vivir” de Eva Wong - ISBN: 8441417164

Felices Pascuas!

Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz

29.3.10

Nuevos horarios en Abril

En Abril habrá nuevas opciones con las que sumarse a Tai Chi del Parque o profundizar para aquellos que son asiduos a las clases.

● A partir del Jueves 8: todos los jueves a las 20 hs. habrá clase de Meditación en el patio zen de mi casa.
● A partir del Martes 13: martes y jueves a las 19 hs. habrá clase de Chi Kung.
● A partir del Lunes 12: lunes y miércoles daré sesiones de Reiki por la tarde.

Para estas actividades los cupos son limitados y requieren inscripción previa, sin excepción. Para anotarse a las clases o sacar un turno para Reiki pueden llamarme al 4846377 o 156 473 543.

● El Sábado 17 daré, por tercera y última vez, el taller "Energía Femenina en Movimiento". Solo para mujeres y con cupo limitado. Más adelante enviaré mas información pero pueden ir leyendo algo haciendo click acá.

Además, continúan los horarios habituales:
● Parque de las Naciones, sábados y domingos a las 10 hs.
● Parque Las Heras, lunes y miércoles a las 8.30 hs.
● Reiki en el centro los viernes de 9 a 14 hs.

● La clase teórica de abril es el sábado 24 a las 11, luego de la clase de tai chi en el Parque de las Naciones. Esta clase es gratuita.

Calendario completo de actividades:



Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

25.3.10

La perfección es estancamiento

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En el proceso de mutación entre el yin y el yang el momento de equilibrio perfecto es uno solo, cuando el yin es igual al yang. Este momento es efímero, si la energía está en movimiento solo dura un segundo. Por eso, tratar de mantener la perfección a largo plazo es un deseo irreal y contraproducente.

Debemos saber que cuando uno logra el equilibrio, la perfección, en alguna situación, un estado, una emoción, el mismo será breve porque la propia circulación energética nos lleva a perderlo, a cambiarlo. Tratar de prolongar en el tiempo el momento de equilibrio nos lleva al estancamiento, porque para lograr esto es necesario que la circulación energética cese.

Aceptar el constante proceso de cambio de todas las cosas es uno de los desafíos que tenemos que afrontar las personas. Mayor desafío es para lo perfeccionistas y aquellos que se ven controlados por sus obsesiones. El cambio no solo es constante, sino que debe serlo para que la vida continúe. Con lo cual debemos aceptar que la perfección y el equilibrio que hemos logrado en este momento desaparecerán en unos segundos.

Apenas la energía yin llega a su máximo, surge la yang en su mínimo. Cuando la energía yang llega a su punto medio y se equilibra con la yin, o se estanca debido a nuestro apego a la perfección o continúa su mutación hasta llegar al máximo y generar nuevamente la energía yin.

En los movimientos del tai chi sucede lo mismo. Hay un momento en el que se concreta el ataque (yang, la energía se expande) y otro momento en el que se concreta la defensa (yin, la energía se contrae). Pero hay una transición entre uno y otro, entre movimiento y movimiento de la Forma, en el que aparece el equilibrio entre yin y yang. Este momento es breve porque la Forma debe continuar fluyendo. ¿Qué sentido tiene quedarnos quietos en ese momento? Lo mismo sucede en nuestra vida, debe seguir fluyendo.

El apego a la perfección, la búsqueda constante de la misma estanca nuestra energía y nos impide evolucionar, ir hacia adelante. Querer que todo sea perfecto siempre, nos impone vivir en un momento congelado en el que nada puede suceder. Si nada sucede, si no hay cambio, si el estancamiento prevalece, lo que le sigue es agotamiento, la muerte. Porque ¿cuánto tiempo puedes mantener ese momento o cosa perfecta congelada para que no cambie? Hasta que te quedes sin energía, y sin energía mueres.


Imagen: “Imperfection” by por lepiaf.geo – www.flickr.com

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

22.3.10

Abrazo del Árbol

La parte superior del cuerpo es yang y está en contacto con el Cielo (parte amarillo).
La parte inferior del cuerpo es yin y está en contacto con la Tierra (parte violeta).

Entre los brazos sujetamos el punto yin dentro del yang (círculo violeta).
Entre las rodillas sujetamos el punto yang dentro del yin (círculo amarillo).

El centro es el Dantien inferior (punto negro del centro).
La apertura al Cielo (coronilla) está alineada con el máximo yang (punto negro sobre la cabeza).
La apertura a la Tierra (perineo y su proyección sobre el piso) está alineada con el máximo yin (punto negro entre los pies).
Estos tres puntos están alineados entre sí.

Así la respiración abdominal nutre toda la esfera desde el centro, inflando, expandiendo la energía del ser, y luego contrayendo hacia el centro almacenándola en el Dantien.


Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

19.3.10

Equilibrio no es comodidad (al principio…)

Los límites y el centro – Parte 4
Ver anteriores…

Como estamos acostumbrados a vivir en el exceso, nos sentimos cómodos en ese lugar. Estar en el centro es incomodo, porque es nuevo y es raro.

En las primeras clases de tai chi o chi kung, cuando buscamos alinear la columna, es útil trabajar contra la pared ya que la rectitud de la misma nos ayuda a sentir la no-rectitud de nuestra columna. La primera sensación que surge al tener la columna rectificada es la incomodidad, se siente raro.

Los músculos y articulaciones están acomodados de manera desalineada y cuando les requerimos alineación, duelen, se quejan y se raspan hasta que se acostumbran a la nueva postura. Esto lleva varias clases y mucha perseverancia y práctica, ya que en general vuelven a su antigua postura desalineada, o sea a lo cómodo.

La incomodidad surge de cambio, del reconocimiento del error, de lo desconocido. Pero es un buen cambio. Encontrar el centro es incómodo porque nos muestra lo lejos que estábamos del mismo cuando vivíamos en los extremos. Encontrar el límite de la armonía es incomodo porque nos recuerda la cantidad de veces que nos permitimos salirnos muy lejos del mismo y lo que nos costó regresar.
Al principio, no hay comodidad en el centro. Es necesaria la aceptación de lo que hemos hecho y soltar el pasado. Dejar las culpas de lado, no importa lo que fue o lo que no fue. Lo importante que encontramos el centro de nuestra armonía y ahora podemos comenzar a vivir de otra manera.

Luego de un tiempo, lo que se vuelve incomodo es el extremo y cuando surge la incomodidad es que nos damos cuenta donde está el límite de la armonía y aprendemos a decir “No! Hasta acá llegué!”

Y volvemos al centro.

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

16.3.10

El punto medio

Los límites y el centro – Parte 3
Ver anteriores…

Conocemos los extremos como la palma de la mano, porque vivimos en ellos. De este modo, en la práctica de tai chi, no será tan importante el momento en el que la pierna está elevada, sino el momento en el que los dos pies se encuentran en el piso.

¿Cómo darnos cuenta de nuestros límites, si no conocemos el punto medio? Así como pasamos continuamente de un extremo a otro, al realizar el ejercicio de equilibrio subimos una pierna casi sin haber bajado la otra, ignorando el traslado consciente del peso del cuerpo necesario para desarrollar el equilibrio.

Para que el ejercicio tenga sentido y nos permita mejorar el equilibrio es importante diferenciar el yin y el yang. Cuando la rodilla se encuentra elevada, nos encontramos en estado yang. No está bien elevar rápidamente la otra rodilla sin encontrarse antes en un estado completo yin, es decir con los dos pies bien apoyados en la tierra. El tiempo de ascenso de la rodilla debe ser igual que el de descenso y es importante mantener al rodilla un segundo en su postura final (muslo paralelo al piso) como también mantener un segundo los dos pies apoyados en la tierra antes de comenzar un nuevo ascenso.

Esto nos ayuda a encontrar el punto de equilibrio y este punto es necesario para encontrar luego el límite. Para poder retornar al centro, debemos primero conocer este centro.

Estamos acostumbrados a los extremos, a vivir al límite. Creemos que ese es el lugar adecuado porque todo lo que nos rodea nos lleva a exacerbar continuamente ese límite. Aunque suene obvio, el centro no es el límite y así como cada uno debe encontrar su límite, también debe encontrar su centro.

A través de la práctica de las posturas y movimientos del tai chi podemos encontrar los centros físicos del cuerpo. Ese es un primer paso. Luego, con la práctica, podremos encontrar nuestros centros energéticos y descubrir las emociones en ellos, aceptarlas, soltarlas y expandir nuestros límites.

Continúa…

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

Recopilaciones de los artículos

Aquí encontrarás los artículos recopilados en archivos PDF para bajar, imprimir y leer cómodamente en tu hogar.
Recopilaciones de los primeros 200 artículos agrupados por temas:

Recopilación de los mejores artículos – entre el 200 y el 300:
Recopilación #6 Artículos 200 al 300 – Julio 2009 a Septiembre 2010.

Recopilación adicional de cuentos y relatos publicados en el Blog desde sus inicios: 

Gracias por siempre leer!

13.3.10

El límite de la armonía

Los límites y el centro – Parte 2
Ver Parte 1

Así como al elevar la rodilla por encima de la cadera perdemos el equilibrio natural del cuerpo, al realizar ciertas acciones o vivir determinadas situaciones, perdemos la armonía natural de nuestro ser.

¿Cuál es el límite emocional que equivale al muslo paralelo al piso? Es una pregunta que cada uno debe responderse. De la misma manera que hay un punto en que tendemos a torcer el cuerpo para compensar el exceso (la rodilla sobre-elevada), hay también un punto en el que nos torcemos para compensar el exceso emocional que estamos viviendo o la situación excesiva por la que estamos pasando. Ese es el límite de nuestra armonía.

Si encontramos ese punto, sabremos hasta donde podemos llegar sin que al día siguiente haya arrepentimientos, resacas, disculpas, culpas, indigestiones, mentiras, etc. Por ejemplo en una salida con amigos: ¿cuánto puedo comer sin que al otro día necesite hacer ayuno total? O ¿cuánto puedo beber sin tener una resaca la mañana siguiente?

Lo excesos se compensan con excesos opuestos. Si comemos mucho, al otro día el cuerpo necesita desintoxicar y no tenemos deseos de comer nada. Lo mismo sucede si bebemos en exceso. Si vivimos un momento de euforia, luego el cuerpo necesita descanso y quietud y puede que nos deprimamos. Si estamos en un momento de mucho estrés, luego necesitamos desenchufarnos por completo de la realidad para compensar.

El límite de la armonía nos da el rango de acción en el que el cuerpo y la energía pueden moverse con tranquilidad hacia un extremo y otro y volver de manera simple al centro sin necesidad de compensar.

Este límite tiene que ver con cada uno. Al igual que lo físico, hay personas más flexibles con mayores rangos de movimiento y hay personas mas acotadas. Lo importante es encontrar este límite y luego ejercitarlo, volver al centro y nuevamente expandirse hasta el punto en el que todavía sea fácil retornar. De esta manera el límite se va corriendo cada vez un poquito más y nos volvemos personas más flexibles a los cambios, con mayor capacidad de adaptación. Podremos experimentar nuevas experiencias sin que estas nos desequilibren.

Pero, a diferencia del límite del equilibrio físico, que tiene una cuestión postural relacionada y es inamovible, el límite de la armonía se encuentra en continuo cambio ya que está relacionado con nuestra energía. Dependiendo de nuestro estado emocional y energético, este límite estará muy cerquita de nuestro centro (o sea, poca tolerancia) o bien lejos del mismo indicando la flexibilidad y tolerancia de nuestro ser.

Esto se ejercita a través del movimiento físico y también poniendo intención y consciencia en nuestras acciones. Hay que ser conscientes de lo que hacemos y poner la energía en donde debe estar en cada momento. Lo importante es que una vez encontrado el límite ya no hay vuelta a atrás, este siempre estará presente avisándonos que nos estamos pasando de la raya.

Continúa…

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

10.3.10

El límite del equilibrio

Los límites y el centro – Parte 1

Ya he publicado algunos artículos que hablan de la relación entre el equilibrio físico y el emocional y de como el primero ayuda a conseguir el segundo. En la práctica de tai chi es necesario incorporar ejercicios que ayuden a mejorar el equilibrio físico, necesario para el desarrollo de la lentitud en la caminata y en la Forma en general.

Un ejercicio simple para practicar el equilibrio es el de levantar una rodilla a la vez. Desde la postura de ancho de hombros, trasladar el peso a una pierna y elevar la rodilla contraria hasta que el muslo se encuentre paralelo al piso. La pierna que sostiene el peso del cuerpo debe estar relajada, con la rodilla levemente flexionada y la cola suavemente hacia adentro. El pie de la pierna elevada, como así también la pantorrilla y el tobillo, deben estar también relajados. Luego la pierna desciende, se traslada el peso a la misma y se eleva la rodilla contraria de la misma manera. Al elevar la pierna se inhala, al cambiar de pierna se exhala. La clave del ejercicio no se encuentra en elevar la pierna lo mas posible (en una clara demostración de ego), sino mantener el muslo paralelo al piso ya que ello representa el “límite del equilibrio”. Cuando el muslo está paralelo a piso, la cadera también lo está en el plano perpendicular y el fémur encastra suavemente dentro del hueso coxal. A su vez la columna está derecha y por ende los hombros están paralelos a la cadera. Las lumbares se encuentran rectificadas.

Al elevar la rodilla por encima de la altura de la cadera tendemos a compensar la postura haciendo descender el lado opuesto del cuerpo, torciendo cadera, hombros, columna y curvando las lumbares hacia adentro, perdiendo por completo el equilibrio natural la postura. Solo un practicante avanzado logra una postura de equilibrio con la rodilla sobre-elevada. El muslo paralelo al piso indica el límite del cuerpo para lograr una postura de equilibrio naturalmente. Cuando se pierde el equilibrio antes de subir por completo la pierna o cuando la rodilla queda por debajo de la altura de la cadera, significa que existe un desequilibrio emocional – energético que repercute sobre el físico limitando la movilidad y afectando el equilibrio. Esto se corrige con la práctica misma del ejercicio, con respiración y otros ejercicios que también trabajen el equilibrio.


Continúa…

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

5.3.10

Valentía

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Cuando sufres, cuando pasas por una situación fuerte, cuando tus emociones te dominan, puedes elegir quedarte viviendo en ellas o soltarlas y seguir adelante.

Las emociones representan nuestra reacción ante las situaciones que vivimos, surgen en función de nuestra historia y estructura y suceden en un espacio de tiempo determinado cuyo límite depende de uno. Cada vez que uno se conecta con una emoción, también se conecta con los momentos en los que la sintió. Por ejemplo, si siento tristeza, la consciencia me conecta con los momentos tristes de mi vida.

El límite entre seguir sintiendo la emoción o pasar a la aceptación depende de uno. Es una elección, que en general se hace de manera inconsciente pero que puede ser totalmente consciente desde el momento que comprendemos que seguir conectado a una emoción implica estar viviendo en el pasado, en la situación en la que ésta surgió.

Vivir en el pasado obviamente implica no estar viviendo el presente, el aquí y ahora que nos permite cambiar, crecer, avanzar. Quedarse en el pasado conlleva estancamiento. Quedarse estancado y echarle la culpa a los de afuera es más fácil que aceptar las situaciones tal como fueron, soltarlas y seguir adelante, porque la aceptación conlleva responsabilidad, a veces dolor, esfuerzo personal y sobre todo crecimiento.

La única manera de lograr lo que uno desea es soltando el pasado y focalizando la energía en el presente. Para ello debemos encontrar la valentía necesaria para aceptar, soltar y resistirse de agarrase nuevamente a las emociones.

La valentía surge de lo mas profundo de nuestro ser, de las entrañas como decía el cuento anterior. Ser valiente no es fácil. Implica poner un límite en nuestros miedos, no dejarse llevar por ellos y mantener la firme decisión y el coraje para adentrarse a lo desconocido abandonando la comodidad que nos brinda lo habitual (mas vale malo conocido que bueno por conocer…).

Para los chinos, el control de nuestros miedos lo logramos al armonizar la energía de agua en el cuerpo relacionada con los riñones y la vejiga. La capacidad de decisión y el coraje surgen del funcionamiento armonioso de la vesícula biliar, o sea de la energía de la madera. La intención de probar lo desconocido surge del fuego del corazón. Vemos así que la valentía realmente surge de nuestras entrañas y de nuestros órganos. La respiración profunda y pausada nos ayuda a que esta energía descienda al dantien, el cuerpo y la mente se calmen y entonces sea posible guiar la energía para que la valentía emerja y logremos soltar y avanzar.

La práctica de cualquier disciplina que nos ayude a armonizar estas energías será de gran utilidad por supuesto. A través de Reiki es posible trabajar la armonía de la madera, del agua y del fuego con distintas posiciones durante el tratamiento:

● Ubicando las manos sobre los ojos, que son la apertura externa de la madera, y también sobre hígado y vesícula ayudamos a armonizar este elemento.

● Ubicando las manos sobre el dantien, luego sobre el “mingmen” (en las lumbares) y en las orejas ayudamos a armonizar el elemento agua.

● Las manos en cuarto chakra (centro del pecho) permiten armonizar el elemento fuego. Dar Reiki en la palma de la mano ayuda drenar el exceso de energía de corazón a través del punto “laogong” ubicado en el centro mismo de la palma.

Además, la práctica regular de meditación conjuntamente con técnicas de respiración colaborará a profundizar este proceso.


Imagen: "La vida se contrae o se expande en función de la propia valentía". - Anais Nin –

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.

2.3.10

La elección

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Una mujer caminaba por un arroyo corriente arriba. Sus pasos eran lentos y cansados por el esfuerzo que hacía al caminar por el agua. Además, cargaba en sus hombros dos bolsas de ropas, que al mojarse pesaban ahora el doble.

Un anciano que estaba sentado en la orilla, vio a la mujer y le preguntó: - ¿Por qué caminas por el medio del arroyo cuando podrías hacerlo por la orilla?

La mujer se detuvo y lo miró pensativa. – No lo se. Dijo ella. – Soy costurera, como lo fue mi madre y la madre de mi madre. Llevo la ropa remendada al pueblo que se encuentra en el nacimiento del arroyo.

- Pero ¿por qué caminas por al agua? Repitió el anciano.
- Mi madre y la madre de mi madre caminaban por el arroyo hacia el pueblo. Yo aprendí de ellas, no conozco la orilla. A veces cuando el cauce es pequeño y el agua está tranquila, caminar por el arroyo es fácil y refrescante. Pero otras veces, cuando llega la creciente y el agua se pone fría con el invierno, es más difícil. Explicó la mujer.

- Si caminaras por la orilla no dependerías del agua y sus caprichos. Caminarías más rápido y también te podrías sentar a descansar. Al caminar por el agua no puedes detenerte, te ahogarías. Explicó el anciano.
- Puede ser… pero no conozco la orilla y eso me da miedo. Además, al sentir el agua en mis piernas recuerdo a mi madre y a la madre de mi madre y mis días felices con ellas.

- Pero al igual que el agua fría y arremolinada, eso te causa dolor. Dijo el anciano.
- Prefiero el dolor a perder el recuerdo de ellas. Concluyó la mujer y siguió caminando.

El anciano, que no se sentía derrotado fácilmente, comenzó a acompañar a la mujer desde la orilla y dijo:
- Caminando por la orilla, tus bolsas de ropas no se mojarían y caminarías más liviana. La mujer lo observó pero continuó caminando sin decir nada.
- No sentirías tanto dolor y frío en invierno, y tampoco calor o cansancio en verano. Caminando por la orilla puedes adaptarte más fácilmente a los cambios de la naturaleza y de la vida. Podrías buscar nuevos caminos para llegar al pueblo… dijo él. – Entonces llegarías mas rápido, podrías entregar las ropas en menor tiempo y tener más clientes.

La mujer se detuvo nuevamente en silencio y finalmente dijo: - A veces la corriente es muy fuerte y no puedo ir al pueblo, entonces mi trabajo se atrasa y ya luego todo sale mal. Además, hay mucho ruido y entonces no puedo pensar claramente. En esos momentos en los que no se que hacer quisiera caminar por la orilla y cambiar pero no conozco la orilla, no se como llegar a ella y me da miedo.

El anciano la miró y comprendió su dilema: la mujer no sabía como salir del agua. – Debes dar solo unos pocos pasos, pero esos pasos deben ser firmes y a través de los mismos debes soltar tu añoranza por el pasado, por tu madre y por la madre de tu madre. Tu debes recorrer tu propio camino. Explicó el anciano.

La mujer dudó. – No me animo, dijo. El anciano le respondió: - Busca la valentía en lo profundo de tu ser, en tus entrañas, con tu respiración. Cierra los ojos, se valiente y sal del agua.

La mujer cerró los ojos y se quedó quieta unos minutos, luego dio un corto paso, luego otro mas largo y finalmente salió del agua. Se paró en el borde de la orilla, abrió los ojos y sonrió. – ¿Qué sientes? Preguntó el anciano. – Silencio y paz. Respondió ella.

La mujer primero se sentó en la tierra a descansar, ya que estaba muy cansada de caminar en el agua. Luego de un rato comenzó lentamente a caminar por la orilla, arroyo arriba hacia el pueblo. El anciano la acompañó y también regresó con ella a su casa.

La semana siguiente también recorrieron el camino juntos y la mujer a veces tenía ganas del volver al agua, pero el anciano la ayudaba a mantenerse en la orilla. Hicieron ese camino muchas veces juntos hasta que el anciano vio que ella había aprendido y la dejó caminar sola. Cada tanto, él volvía a verificar que no se metiera nuevamente en el agua, pero la mujer había aceptado y soltado su añoranza. Encontró nuevos caminos a nuevos pueblos y tuvo muchos más clientes y mucho mas trabajo. Encontró la felicidad en estos caminos y así y todo siguió buscando nuevos.

FIN.


Nuestro arroyo tumultuoso son las emociones, en la orilla se encuentra la aceptación. Para salir del agua hay que soltar, sino el peso de lo que sentimos nos hunde y no nos permite salir. Luego sobre la tierra caminamos livianos. El anciano es nuestra consciencia, que debe estar presente para lograr cambiar.

La elección de salir del agua o caminar por la orilla es de cada uno de nosotros. Podemos elegir el arroyo frío y arremolinado y continuar en él, o buscar nuestra valentía en las entrañas y salir. Cuando el anciano no nos llama desde la orilla, no nos damos cuenta que constantemente elegimos estar en el arroyo. Otras veces no prestamos atención a los llamados del anciano. Unas pocas veces los vemos ahí parado, esperándonos. Y con suerte, alguno de nosotros, lo escucha, sigue sus indicaciones y sale del agua.


Imagen: “Mujer al lado del arroyo” Lienzo de Jin Ming Li.

Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.