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16.2.10

Resignación, Conformismo, Aceptación

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Es muy común en occidente confundir estos tres términos, desprestigiar el valor que posee la aceptación, según la filosofía oriental, confundiéndola con resignación o conformismo. Suelo escuchar en aquellos que se inician en el tai chi frases como “aceptar es resignarse a que no va a pasar” o “aceptar es ser conformista, no pelear por nada”. Con el tiempo una aprende a que la aceptación plena de las cosas no tiene nada que ver con los otros dos conceptos.

Tanto la resignación como el conformismo tienen por detrás excesos emocionales y por ende causan desequilibrios en la energía de la persona. El valor de la aceptación reside en el equilibrio emocional que conlleva este acto, entonces devuelve a la persona a la armonía, a la estabilidad de su ser y le permite continuar con su camino.

RESIGNACIÓN
Cuando nos resignamos a algo, siempre queda por detrás una frustración, un enojo por lo que no pudimos lograr. Nos falta comprender que en muchas situaciones no hay nada que uno pueda hacer u otras a veces no es necesaria nuestra intervención. Como nos creemos omnipotentes suponemos que siempre podemos hacer algo. Nos resignamos cuando vemos que finalmente no va a pasar, pero quedamos enojados para no reconocer que no somos omnipotentes.

Por ejemplo, una persona que desea viajar en avión y no hay lugar en el vuelo. La persona se enoja, se queja, muestra su tarjeta VIP, pero no consigue lugar. Finalmente se resigna a viajar en otro vuelo, pero queda enojada para no demostrar que no puede y que debe respetar las reglas.

Es necesario comprender que en cada situación hay un aprendizaje y que el mismo se debe aprovechar independientemente del resultado de la situación. Las emociones que quedan estancadas en el cuerpo nos impiden ver ese aprendizaje, además de desequilibrarnos. La resignación nos deja con la frustración de no haber logrado lo que deseábamos y entonces nos aleja de la armonía.

CONFORMISMO
No es lo mismo ser conformista que estar conforme. Este último tiene que ver con sentirse bien con lo que uno tiene o hace, ser conformista implica adaptarse a cualquier situación dejando de lado los propios objetivos o deseos. Creo que en el conformismo hay tristeza y tal vez miedo a ser diferente. Uno no cree en si mismo y entonces se queda ahí a donde lo llevan, triste porque no se siente con la capacidad de lograr lo que desea.

Por ejemplo, una persona que considera que la empresa donde trabaja paga bajos sueldos y desea un aumento. Pero sus compañeros de trabajo tienen miedo de que si reclaman perderán el trabajo, entonces prefieren no hacerlo. La persona no cree que reclamando sola pueda lograr el aumento, entonces se conforma con su bajo sueldo y recorta gastos para llegar a fin de mes, pero se sigue quejando que gana poco dinero.

De nuevo, es necesario comprender que siempre hay una opción. Cada acto que realizamos depende de una elección que realizamos previamente. Muchas veces elegimos de manera inconsciente aquello que nos es más fácil o estamos acostumbrados a hacer. Esos actos acarrean emociones históricas, tristeza, baja autoestima, dependencia, etc., que se acumulan en nuestro cuerpo. Solo cuando elegimos con consciencia y somos consecuentes con esa elección retornamos a la armonía.

ACEPTACIÓN
La aceptación surge de controlar las emociones que nos genera cada situación y de tomar consciencia del Ser que somos, ni omnipotentes ni tampoco incapaces de todo. El enojo, la tristeza, la frustración, el autoboicot, la baja autoestima no deben controlar nuestro ser, para así poder comprender nuestros límites y capacidades de acción (lo que realmente podemos hacer y hasta donde podemos hacer).

Muchas personas no van a comprender esto, pero aquellos que están en el camino comprenden ahora la importancia de la verdadera aceptación a partir de regular las emociones y no dejar que las mismas nos controlen.

Aceptar tiene que ver con comprender que no siempre podemos hacer algo, que a veces no es nuestro turno y debemos esperar y tolerar. Aceptar es tomar una decisión de manera consciente y luego no quejarse constantemente por las consecuencias. Aceptar es quedarse en trabajo en el que pagan poco pero no quejarse de eso sino encontrarle la vuelta, o renunciar y buscar un nuevo trabajo. Aceptar es comprender que debo viajar en el siguiente vuelo porque, por algún motivo que no conozco y no me incumbe, las personas que están en ese avión deben llegar a su destino antes que yo.

Es soltar el capricho y buscar un nuevo camino. Es desapegarse del yo. No todo es en contra de uno, hay más variables en juego que no manejamos. Solo a través de esta aceptación encontramos la armonía y podemos seguir adelante.

Quienes seguimos este camino no somos ni conformistas ni resignados. Somos seres valientes que no nos amparamos en las emociones, somos seres que continuamente elegimos nuevos caminos, que no nos detenemos en la autocompasión, sino que somos compasivos. No nos retiene la lástima, el capricho o el obstáculo. Dejamos de lado todo eso y seguimos avanzando hacia lo único que es importante lograr en esta vida, la propia evolución de consciencia.


Tai Chi del Parque – Instructora Marcela Thesz – Córdoba, Argentina.