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8.12.08

Equilibrio externo - Estabilidad interna

Este artículo lo publiqué en octubre de 2007 y también es uno de los más leídos. Los conceptos expresados en el mismo, desde el libro “The Dao of Taijiquan”, permiten comprender el concepto de equilibrio desde las bases de la filosofía china.

La postura corporal devela mucho sobre la actitud personal ante distintas situaciones de la vida. La cintura quebrada, la cabeza inclinada, la columna torcida o el diafragma hundido significan mucho más que el dolor o la contractura que luego sufrimos debido a estas malas posturas. Es en estas posturas donde se ven reflejadas las emociones, los miedos y los pensamientos.

El equilibrio físico, uno de los aspectos en los que el tai chi chuan más hace hincapié, es en muchos casos difícil de lograr. En la caminata lenta del tai chi y en las posturas de paso en falso o una pierna surge la inestabilidad que normalmente se encuentra oculta en la cotidiana caminata rápida o al estar sentado en la computadora. Esta inestabilidad física refleja en un 100% la inestabilidad emocional en la que nos encontramos. Y ello se comprueba por el hecho de que luego de unos meses de práctica de tai chi chuan mejora notablemente el equilibrio, pero el mismo igualmente se ve afectado en un momento de crisis emocional, aun en practicantes con varios años de experiencia.

De todos modos, a través del trabajo consciente sobre el equilibrio físico, teniendo en cuenta los ejes corporales, la forma de apoyar los pies y descargar el peso sobre estos y la paciencia y lentitud en el traslado del peso de una pierna a la otra ayudarán notablemente a mantenernos centrados, a descargar conscientemente las emociones (sin explotar) y a entender los procesos y las situaciones como tales sin irnos a los extremos de la completa alegría o la profunda depresión.



Cuáles son las claves entonces que nos ayudan a mejorar el equilibrio físico a través de tai chi chuan?

Para comenzar y de acuerdo a ciertos principios de la física, dos distancias deben ser consideradas para maximizar la estabilidad de cuerpo: a) la distancia vertical entre el centro de gravedad del cuerpo (dantien inferior) y la tierra debe ser lo más corta posible; b) la distancia horizontal entre ambos pies debe ser lo más amplia posible.

Debemos tener en cuenta, en el tai chi chuan, trabajar siempre en base al yin y al yang. En la búsqueda del equilibrio debemos tratar de imaginar este símbolo constantemente, debajo de nuestros pies, delante de nosotros y es más, uno mismo dentro de una esfera de interacción yin-yang.

En el tai chi chuan la postura más utilizada es la del “paso del montañés” (o 70-30, gong-jian-bu). Esta postura, un pie adelante, otro atrás y una apertura de ancho de hombros, es más estable para el plano delante-atrás y permite trabajar sobre una base horizontal más amplia que otras posturas como la de “montar a caballo” (mabu). Si nos paramos sobre un símbolo yin-yang, los pies encuentran su posición de equilibrio en función del mismo.

Si identificamos como el centro de gravedad de nuestro cuerpo al dantien inferior (3 dedos por debajo del ombligo y dentro del cuerpo) este punto será el centro exacto de un círculo que nos circunscribe. Este punto, a pesar de que el círculo se mueva y gire, siempre mantendrá la misma distancia respecto a la base que lo soporta.

Si este círculo es un símbolo yin-yang, debemos encontrar en él nuestra postura equilibrada: siempre la mitad del cuerpo debe ser yin, la otra mitad yang, arriba y abajo, derecha e izquierda, un pie yin, otro pie yang, una mano sobre el yin, otra mano sobre el yang.

Dando un paso más aun transformamos el círculo en una esfera que nos rodea. El diámetro de una esfera es recto de manera inalterable. El diámetro de la esfera en la que estamos circunscritos es nuestra columna vertebral. La alineación entre el punto de la coronilla (bai-hui) y el punto del perineo (hui-yin) determina la correcta postura de la espalda y la integración de nuestro cuerpo con la esfera yin-yang.

A partir de allí, cada movimiento debe considerarse dentro de esta esfera. Si nos movemos hacia delante o atrás, el diámetro de la esfera (la columna) debe permanecer recto, con la distancia constante entre el centro de gravedad y la tierra y los pies alineados con el yin y el yang.

Si el movimiento es lateral, sin traslación, los principios son los mismos y el cuerpo gira sobre su eje (como exprimir una naranja). Si la postura es en una sola pierna, el eje debe trasladarse a dicha pierna y todo el peso del cuerpo cae sobre el centro del pie.


La práctica nos lleva a la estabilidad interna

Esta consciencia de equilibrio dentro de la dualidad del yin y el yang de a poco se va internalizando, el cuerpo aprende a mantenerse en el medio, sin irse nunca al extremo yin, por ejemplo, todo el peso del cuerpo en la pierna de atrás; o irse a extremo yang, todo el peso adelante.

A medida que estos conceptos se aprenden y surgen automáticamente en nuestro cuerpo, aprendemos también a pensar y a sentir desde nuestro eje central, tratando también de no ir a los extremos emocionales. O por lo menos incorporando la capacidad de darnos cuenta del momento en el que estamos en el extremo y saber que hay formas de volver al centro.

Es así como emocionalmente logramos el equilibrio, reconociendo los aspectos yin y yang de cada emoción y su forma de complementarse con otras, ya que cualquier exceso será perjudicial, hasta un exceso de alegría. Un poquito de cada cosa, siempre bien parados derechitos es lo que nos permitirá caminar sin caer por el camino que sea necesario transitar.




Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz

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Bibliografía consultada:

The Dao of Taijiquan: Way to Rejuvenation
Author: Jou Tsung Hwa
Tai Chi Foundation, March 2001 - ISBN 0804813574