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27.11.07

Qué es la fuerza?

El conde del estado de Kung-Yi tenía fama de ser un hombre muy fuerte. Cierto duque estaba muy impresionado por la fuerza de este hombre y habló muy bien de él ante el rey. Éste quedó deseoso de conocer al conde, así que le envió un generoso regalo invitándolo a que hiciera una demostración de su fuerza ante la corte.

Cuando el conde de Kung-Yi llegó, el rey quedó sorprendido. El hombre que se hallaba ante él no era un individuo sólido y musculoso, sino delgado y lánguido. El rey estaba empezando a tener dudas sobre la capacidad del hombre que tenía ante sí, y frunciendo el ceño preguntó: “Cómo eres realmente de fuerte?”

El conde respondió: “Soy suficientemente fuerte para romper las piernas de un saltamontes y partir la alas de un insecto”.

Cuando el rey oyó esta respuesta, quedó inmensamente contrariado. O bien ese hombre era un impostor o estaba intentando hacerle encajar una observación maliciosa. Irritado, el rey exclamó con voz potente; “Los hombres fuertes que están a mi servicio pueden deshacer la guarida de un rinoceronte y arrastrar a nueve bueyes por el rabo, sin embargo, no estoy satisfecho con su fuerza. Cómo es posible que seas tan famoso por tu fuerza cuando sólo eres capaz de romper patas y alas de insectos?”

En conde de Kung-Yi respondió con un gesto de asentimiento: “Mi señor, ésta es una excelente pregunta. Dejadme que me explique. Mi maestro el Anciano Shang fue el hombre más fuerte del mundo, pero su familia no lo sabía. Nunca mostró su fuerza, porque nunca tuvo que utilizarla. Cuando yo vi eso, juré que pasaría el resto de mi vida aprendiendo de él. Esto es lo que me transmitió:

“A la mayoría de las personas les gusta ver o hacer lo que nunca han visto ni hecho antes. Quieren empezar a abordar estados que suponen un desafío inmediatamente y no tienen la paciencia de aprender los rasguños del entrenamiento. Sin embargo, yo afirmo que si quieres entrenar tus poderes de visión, debes empezar observando atentamente una pila de leña. Si quieres agudizar tu sentido de audición, debes empezar escuchando el sonido de las campanas. De esta forma incrementarás tus capacidades gradualmente y no te encontrarás con un montón de obstáculos durante el aprendizaje. Una vez que has adquirido las habilidades necesarias, ninguna circunstancia te parecerá difícil. Y si las circunstancias no son difíciles, por qué necesitarías invocar tus habilidades para afrontarlas?”

El conde continuó: “Si mi reputación de fuerza es conocida en todo el país, entonces no he seguido bien las enseñanzas de mi maestro. No obstante no soy famoso por mi fuerza por haberme vanagloriado de ella, sino por la forma en que la utilizo.” El rey quedó finalmente satisfecho con la explicación del conde.

En lo que concierne a la fuerza, el conde de Kung-Yi no había alcanzado el nivel de maestría que tenía su maestro el Anciano Shang. Aunque el conde no se vanagloriaba de su capacidad, todavía necesitaba utilizarla. Sin embargo, el Anciano Shang había alcanzado el punto en el que ya no había nada externo que le supusiera suficiente dificultad para que él necesitara invocar su fuerza. Así pues, nunca necesitó utilizarla.



Cuento extraído del libro ““Lie-Tse: una guía taoísta sobre el arte de vivir” de Eva Wong
ISBN: 8441417164


Tai Chi del Parque – Córdoba, Argentina – Instructora Marcela Thesz